Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

ON TOUR: SERIE Z 2013 (II)



Un sueño reparador y un papeo abundante era lo que necesitábamos para encarar el segundo día del festival, que la disposición siempre es buena pero las energías limitadas. Pasados veinte minutos de las cuatro, allí estábamos otra vez al pie del cañón y nunca mejor dicho, pues nos aguardaban unas diez horazas de pie con todo un destacamento de artillería rockera al frente. A quién voy a engañar, con un cartel como el que tenían preparado para el sábado casi seguro que la totalidad de los allí presentes habríamos firmado por un maratón de rock que ríete tú de las 24 horas de Le Mans. Atentos, si no, a las que se nos vino encima...

(Ah! Por cierto, las fotos tanto de ayer como hoy son cortesía de Miss Marvel)

THE SMOKERS

Grupo de Estepona que lleva dando sus bandazos a lo largo y ancho del país y que aún así no dejan de ser desconocidos por la mayoría, entre los que desgraciadamente me incluyo. La verdad es que su presencia fue de lo más gratificante porque los tíos desde luego son buenos y hacen un hard rock estupendo, pero el concierto tuvo un punto amargo al anunciar su cantante que después de la última nota iban a echar el telón hasta no se sabe cuándo. No es oportunismo pero siempre me da pena cuando un grupo se despide (con la de grupos que "despediría" yo tan felizmente!), pues aún en las mejores circunstancias no suele ser plato de buen gusto. Sea como fuere, parece que les dio más fuerzas aún para firmar una actuación cojonuda y que contó con todo el apoyo de la sala, aún a medio llenar pero entregada. Ellos recordarán este concierto pero muchos de nosotros seguro que también.

THE WESTERN SIZZLERS



Ya decía yo que el sábado pegaba fuerte desde pronto y francamente este era uno de los grupos que esperaba con ganas. ¿Las razones? Pues básicamente decir que es un grupo formado por algunos de los mejores músicos (vivos) de Atlanta, destacando a Rick Richards de los Georgia Satellites y Charlie Starr de Blackberry Smoke. Charlie no pudo venir por sus obligaciones con su banda mater, pero le sustituía un cachondo mental con un cierto aire a Fofito Aragón llamado Kevin Jennings y vaya concierto que dieron. Los Western Sizzlers basaron su actuación en su único disco hasta la fecha, publicado este año y aunque ya le dedicaremos su rato más detenidamente, os adelanto que es la leche. Un rock sureño que no duda en flirtear con sonidos más británicos, y no lo digo solo por la excelente versión del Break The Rules de Status Quo. Temas como Unfinished Business, Shine, Keep Smilin' y la cachondísima One More Beer me han convertido a la fe en estos tíos. Y encima, hay que ver cómo se lo pasan en el escenario. Un lujazo tenerlos aquí y esperemos que repitan.

Episodio simpático el que me ocurrió, por cierto, con el cachondo de Kevin, al que le gustó mucho la camiseta de Thin Lizzy que llevaba puesta (que arrancó muchos piropos, lo que son las cosas) y me la quiso cambiar por una de los Western Sizzlers. No accedí, claro; la camiseta me la había regalado uno de mis mejores amigos, pero oye, que estuvimos un buen rato charlando de Thin Lizzy y demás fieras irlandesas (vamos, Sir Rory Gallagher, principalmente) y siempre gusta hablar de afinidades musicales con tíos tan colgados como tú mismo.

THE HANGMEN



Una vez más, otro caso de nombre que se suma al cartel cuando ya tenía la entrada y que ya solo con las expectativas me puse a dar palmas con las orejas, y una vez más, otro grupo que sobrepasa tales expectativas. Vaya estado de forma el de los californianos y menudo conciertazo que se marcaron, como debe ser un show de punk rock del que ellos pueden hacer gala y la hacen: directo y sin florituras. Así fueron cayendo Rotten Sunday, My Way, Downtown, Blood Red, una esperadísima y cantada por todos Bent...y una lástima no haberme llevado su último disco, porque sus temas no solo son una maravilla sino que los defendieron excelentemente, a destacar un Homesick Blues que se ha convertido por derecho en uno de mis temas preferidos de la banda.

Enormes todos. Un sonido muy bueno y un Bryan Small siempre en movimiento junto a unos más sobrios pero geniales Thee Jimmy James y Angelique, a los que sumamos la gran labor de Dino Guerrero a la batería. Otro tíos muy simpáticos también, por cierto. No dudaban en firmar discos y hacerse fotos con el personal. Incluso me tomé la licencia de decirle a Angelique, con poca vergüenza pero mucho respeto y admiración que está más guapa ahora que en las portadas de los discos, cosa que ella no se creía pero que yo os aseguro que es verdad. Ah, ¿y adivinan qué? también son fans de Thin Lizzy.

LOS CORONAS

Otro grupo nacional que llegó y triunfó. Lo de otro grupo es casi un decir, pues tres de sus componentes estuvieron el viernes con Sex Museum pero lo que sí es seguro que volvieron el festival del revés. ¿Os imagináis un Serie Z con la gente bailando el Corazón Contento de Marisol (una de mis más terribles fobias, por cierto)? Pues a eso me refiero.

Los tíos son unos cracks y eso es indudable, pero hay que hacer una mención especial al cachondo y malasañero Fernando, que me da la impresión que solo tuvo dos opciones: o ser músico de rock o tombolero. Vaya manera de quedarse con el público y darnos lecciones sobre la molonidad del pasodoble, ese legado de nuestros abuelos; el Libro del Rock que todos tenemos en casa (¿vosotros no? pues deberíais), cómo conseguir meter el Paquito Chocolatero en el Misirlou gracias al trompeta ucraniano y sobre el poder curativo y rejuvenecedor del pilates del rock. Un crack, el cabrón.

Por supuesto, no obviaremos su repertorio, desde un Adiós Sancho muy de spaghetti western y que evidentemente me fascinó (bueno, el concierto abría y cerraba con Morricone) hasta versiones de Day Tripper y Paint It Black pasando por las propias Miss Álamo, Baila Lola...como decía más de uno, si hubieran tocado dos horas más, pues dos horas más que habría estado la gente bailando. Chapeau, Coronas.

THE DEL-LORDS



Varias eran las razones por las que quería ver a estos veteranos curtidos en mil batallas, siendo una de ellas un cojonudísimo último álbum que pude comprarles allí llamado Elvis Club. Por supuesto, también es todo un lujazo contar con el grandísimo Scott "Top Ten" Kempner (Dictators) y musicazos como Eric Ambel y Frank Funaro.

Un concierto con tanta fiesta encima del escenario puede llevar a impresiones que no sean ciertas y quizás la acogida de los Del-Lords no fuera tan cálida pero os aseguro que es uno de los mejores y más auténticos recitales de rock'n'roll que podáis presenciar. Con eso y con todo, me mojo y me aventuro a afirmar que dentro de su sobriedad y discreción firmaron otra de las actuaciones más grandes del festival; claro que, a la hora que era ya el Z es como una semifinal de Champions, "no hay equipo pequeño".

Y allí estuvieron los colegas desgranando temas de su discografía con mucho guitarreo (un poco chillona la Fender de Scott pero nada grave) y actitud, incluyendo un sentido homenaje a otro neoyorquino que hemos tenido que llorar hace poco, el gran Lou Reed, con un Waiting For My Man soberbio. Y por cierto, ya os voy avisando que, en efecto, Elvis Club es uno de los mejores discos de este año y en directo lo defienden con uñas y dientes. Ya hablaremos, ya.

PAT TRAVERS BAND



Una leyenda entre leyendas. Como en el Z puede pasar de todo (y pasa de todo), había cierta incertidumbre sobre cómo íbamos a ver a un Pat que aceptaba con brazos abiertos la vorágine juerguera en la que llevaba metido desde el viernes (es decir, que yo sepa, pues parece ser que llevaba allí desde el jueves), pero a la hora acordada allí estaba en el escenario junto a su banda, cumpliendo como un señor.

Pat lo tiene todo: unas canciones estupendas extraídas de una discografía genial, una banda más que digna y con un guitarrista sensacional que no nos hizo echar de menos a Pat Thrall...pero tuvo que fallar el sonido. Una actuación impecable si no fuera porque casi solo se escuchaba la guitarra del solista. Posiblemente se hubiera disfrutado más de un concierto que, como ya he dicho, fue salvaje: Rock'n'Roll Suzie, Stevie, Crash and Burn, versiones como Red House y Black Betty y, cómo no, Snortin' Whiskey, amén de muchos temas de su último disco, Can Do. Pat se lleva a las mil maravillas con su banda y así le fue en su actuación, la cual disfrutamos todos. No todos los días ves una leyenda y, pese a la adversidad, sales contento.

Por cierto, el domingo mientras desayunábamos nos lo vimos endiñándose un café con un whiskazo y además de firmarme los discos estuvimos hablando de guitarras, equipo y su último disco, del cual dice que se siente especialmente orgulloso pero que lamentablemente no pude conseguir. Todo un genio y figura este Pat, ojalá podamos volver a verlo pronto.

THE DICTATORS NYC



Aquí en Cádiz ya los conocimos y nos quedamos no solo sin palabras, sino sin articular cualquier sonido mínimamente coherente por culpa de la que liaron. Si hemos hablado de leyendas, en el caso de los Dictators es quedarse quizás muy corto. Entraron como una apisonadora y ya desde el primero momento en el público se desató la locura; vaya vendaval de descoyuntamientos de cervicales, hostias y empujones. En la primera fila, ahí estuvimos jaleando incansablemente a Dick Manitoba y el resto de la tropa.

Los Dictators tienen una banda impresionante, con gente veterana y más que competente: Daniel Rey y el fundador y pope del (true) metal Ross "The Boss" Friedman, el curradísimo JP Thunderbolt, y el genial y simpar Dean Rispler al bajo, uno de los músicos más simpáticos, amables y buenas personas que he conocido y que fue un placer enorme volver a saludar y charlar con él. Al frente, por supuesto, Handsome Dick, neoyorquino de pro, Frank Sinatra del punk rock, el patriarca gitano de los nuestros; vaya manera de presentar a la banda y las canciones, siempre demostrando por qué ver a los Dictators es algo tan grande: saludando al público sin parar, dedicando a su paisano Lou Reed un New York, New York de traca y teniendo palabras afectivas para todos...y para colmo, lo que más de uno esperábamos y deseábamos, invitó a Top Ten a subir al escenario a marcarse unos clásicos dictatoriales. Momento álgido donde los haya y un colofón perfecto, junto al Kick Out The Jams de MC5 a un concierto donde I Stand Tall, Faster and Louder, Stay With Me, Who Will Save Rock'n'Roll y tantos y tantos clásicos de la banda sonaron tan espectáculares como siempre. Mil gracias, Dictators.



...y mil gracias más a todos los que estuvísteis pasándolo bien conmigo y haciendo posible que me lo pasara mejor aún. Hasta el 2014 habrá muchos y buenos conciertos, seguro, pero el Z lo estaremos esperando como agua de mayo. Queremos más de lo mismo y en cantidades, y de seguir así seguro que lo tendremos.

Long live Serie Z.


martes, 5 de noviembre de 2013

ON TOUR: SERIE Z 2013 (I)



Hace tiempo que dejé de hablar de conciertos por aquí. Por ninguna razón concreta, en algunos sería por no saber qué decir o por ponerme a escribir tarde o, simplemente, porque ya hay muchos que lo hacen muy bien. No obstante, creo que el último del que hablé fue el Z de 2012 y lo que disfrutamos allí y no es fortuito que este año hablemos de la última edición. Y es que el Z es muy grande, amigos; si hubiera una guía Michelín de festivales de rock, todos los gourmets estarían de acuerdo en colmar de condecoraciones a este festival, una iniciativa privada hecha por y para fans de apetitos exquisitos y voraces. El esmero, corazón y cantidad de tripas que le echan los dos Juanes para arrancar este festival cada año y mantenerlo a unos niveles tan altos merece toneladas de alabanzas y agradecimientos nada gratuitas porque además los tíos lo saben: te dejan todo el año llenando la bombona de expectativas sobre la incorporación de tal o cual grupo, un cambio aquí y otro allá...hasta que explota el día del concierto pulverizando toda idea que se te haya ocurrido concebir. Insisto: el Z es muy grande.

Y después de esta entradilla tan felatoria, pasamos a otro de los fuertes del Z: su gente. Si grandes son los organizadores, grandes son los asistentes. Pregúntale a cualquiera sobre el Z y te dirá lo que mola cruzarte con las bandas y compartir buenos momentos con la gente; personalmente, no puedo expresar y casi ni imaginar lo que es un Z sin que la adorable Miss Marvel y yo quedemos con mi buen amigo José Luis "Recluso Tarkovski" para tirar para allá en el Z-móvil y calentar motores en los momentos previos al concierto, donde me encuentro a mi gran amigo Carlos Nortwinds junto a los también grandes Ismael y Juan. El corrillo de la primera fila es ya toda una institución y ni que decir tiene que el Z no sería lo mismo tampoco sin vosotros para compartir birras, impresiones y juerga. Y tampoco me puedo olvidar de la gente que conoces allí y que saludas, incluso a toro pasado, como nos ocurrió ayer a Miss Marvel y a mi, que nos encontramos a otra simpática pareja de asistentes con los que estuvimos charlando largo y tendido. A todos vosotros, Z-heads, un abrazo enorme y con tachuelas.

Dicho esto, nos disponíamos a encarar un viernes prometedor. A las cuatro de la tarde, una vez bien comidos, bien bebidos y cogiendo posiciones, es momento de que el show empiece...

G.A.S DRUMMERS

Estos paisanos llevan casi más años de los que puedo recordar tocando y hay que ver lo poco que los conozco. Mea culpa, lo se. Primera vez que los veo y, sin duda, convencieron. La veteranía y el talento juegan a su favor, a lo que hay que añadir un último álbum, We Got The Light, que no solo es estupendo sino que sus temas sonaron cojonudamente. Eso, teniendo la papeleta de tener que abrir a las cuatro y ofrecer un concierto como el que dieron no es tarea fácil y estos chicos salieron a hombros. ¡Enhorabuena!

THE WHYBIRDS



Siempre hay sorpresas en el Z y esta vez no tardaron en llegar. Vaya concierto el que nos dieron unos desconocidísimos por mi parte Whybirds, un trio con fuerte tendencia hacia el americana con mucho de Tom Petty y Steve Earle. Impresionante como fusionaban las voces y qué manera de estirar los temas, espero que puedan venir un día de estos y tener un escenario para ellos solos, pues creo que habrá que seguirlos de cerca. Muy, muy buenos.

LYDIA LOVELESS



Con esta encantadora señorita de Ohio con angelical voz a lo Emmylou Harris me llevé el primer pinchazo del Z. Que nadie se me alarme, en su primer y reciente álbum se puede comprobar que esta chica lo tiene, pero su actuación no consiguió arrastrarme, incluso llegó a causarme un poco de indiferencia. No en vano, el mejor comentario se lo escuché a alguien cuyo nombre no citaré y que afirmó que Lydia tiene "menos sangre que un choco". El tener un guitarrista que se pasa medio concierto en el suelo afinando la guitarra tampoco ayuda mucho, francamente. Me quedo con el batería (que parecía escapado de Huey Lewis & The News) y con la promesa de que seguro que conseguirá hacérmelo pasar bien en un concierto (el tema dedicado a Steve Earle me gustó mucho), pues no será por falta de materia prima.

HEAVY METAL KIDS



Les toca el turno a una de las bandas que más esperaba. El hecho de contar con solo un miembro de su primera formación (que alguien me corrija, creo que solo Cosmo era miembro original) siempre echa un poco para atrás pero que no os quepa duda, estos kids llenaron las botas de Holton, Peyronel y demás de una manera mucho más que digna. Gran sonido y un repertorio de lujo en el que no faltaron Chelsea Kids, She's No Angel, Rock'n'Roll Man y temas del Hit The Right Button como la homónima, Blow It All Away o A Hundred Skeletons. Para mi una de las mejores actuaciones del festival y una gran lástima que no tuvieran más tiempo, pues eché en falta The Cops Are Coming enormemente. Es más, creo firmemente que de haber tenido más tiempo de actuación habrían dado mucho más que hablar.

Aún así, lo que vimos fue brutal. Paul Manzi es un frontman de lujo con una voz portentosa y la pareja de guitarras formada por Cosmo y Justin McConville funciona de maravilla. Mención aparte para este último que, vaya usted a saber por qué, se arrancó con una estrofa del 2 Minutes to Midnight de Iron Maiden que todos coreamos. Genios y figuras, sin duda.

Y unos tíos también muy enrollados, por cierto. Pasado un rato, nos echamos unas fotos con varios de ellos y demostraron ser unos personajes muy amables y simpáticos. Lo peor: no llevaron discos para vender, con las ganas que tenía yo de hacerme con el material de la era Holton. Lástima.



SEX MUSEUM



A su favor tenían el factor casa y una veteranía que los avala. Yo nunca he sido especialmente seguidor de Sex Museum pero me consta que tienen muchos seguidores aquí y todo el mundo me comentaba cosas acerca de sus discos, conciertos y un impacto que estos tenían y que yo no tardé en comprobar. La expectación era un indicativo, sin duda, pues la sala se llenó hasta los topes cuando le tocó el turno a los madrileños, y de qué manera. Vaya show más groovie que comenzó con Deep Purple, primero con Mandrake Root y luego con Smoke on the Water fusionado con el Fight for Your Right de los Beastie Boys. A partir de ahí su actuación fue todo un derroche de actitud, con una fenomenal Marta y su órgano Hammond, un cantante estupendo y, sobre todo, el gran Fernando como maestro de ceremonias. todo un cachondo mental que no dejaba de soltar anécdotas e historias para aderezar las canciones y ahí que tuvo a todo un público comiendo de su mano. Pregúntale a cualquiera y te dirán que los Sex Museum fueron los triunfadores del viernes, algo que podríamos debatir pero que no que decir tiene que van sobrados de razones, como así lo demuestra la personaja que, indignada por no poder subir a cantar con ellos (o eso me pareció entender entre sus balbuceos y desvaríos), se abrió paso entre nosotros hecha una fiera para suplicarles que se quedaran. Impresionantes.

VALIENT THORR



Lo que no consiguió el cansancio ni las ganas de mear lo consiguieron Valient Thorr: echarnos de la primera fila. La cosa empezó de una manera delirantemente genial, con los barbudos thorriors en el escenario y acto seguido haciendo aparición su frontman Valient Himself ataviado de forma tan estrafalaria como él mismo y con una túnica color verde chillón al compás de Así habló Zaratustra. La solemne calma inicial fue breve y se rompió como el cristal ante el estallido de violencia en forma de Doublecrossed. Así dio comienzo la actuación de Valient Thorr, un grupo que ya comentamos y que hace la delicias de quien esto escribe gracias a su estilo que, como ya comentamos al hablar de su disco Stranger, combina perfectamente a Turbonegro y Anthrax con su dosis de stoner y ritmos de batería bastante complejos.

Con numeritos como el de Valient al bajarse del escenario y formar un círculo con los asistentes en el que, sentándose en el mugriento suelo, se puso a remar en dirección a su Venus natal. El concierto no conoció otra cosa más que violencia inusitada tanto dentro como fuera del escenario, mientras que se sucedían temazos como One Tuff Customer, Night Terrors, Sleeper Awakes o Heatseeker. Como dije, tuvimos que desplazarnos un poco más atrás para evitar ser arrollados por la marabunta y no es que me haga viejo, no, había que estar allí para verlo y sabríais a lo que me refiero.

Tal fue el volumen de cafrerío y mala ostia que la actuación pasó en un suspiro. Yo pensaba que iban a tener hora y media pero al final fue solo una hora y quizás sea mejor así, pues miedo da pensar hasta qué cotas llegaría el nivel de berserkismo y si habría cadáveres al final del concierto. Coñas aparte, fue una de las mejores actuaciones del día y el nivel de estos tíos quedó más que demostrado.



ULI JON ROTH



Una hora de descanso hizo falta para que la transición entre la violencia de Valient Thorr y la llegada de un Uli Jon Roth que seguro que no vuelve a cumplir 60 años fuera lo más suave posible. Además, la preparación del escenario llevó su tiempo por la cantidad de músicos e instrumentos que iban a ocuparlo, entre la banda podíamos ver notables figuras como el bajista Uli Ritgen, de Fair Warning y Zeno Roth (aunque admito que nos costó reconocerlo por lo extraño de sus rasgos físicos) y el cantante de Metalium, al que no conozco.

Yo me inicié con los Scorpions con el Blackout y de ahí en adelante, pero a medida que iba explorando a los teutones cada vez me interesaba más el material previo. ¡Ese Tokyo Tapes! ¡Taken By Force! ¡Virgin Killer! Así pues, tenía muchas y grandes expectativas con respecto a Uli, que venía dispuesto a darle un repaso a todo ese material clásico. Y a ver cómo decir esto: el atronador sonido de Uli, que engullía a todos los demás (la verdad es que las voces fueron las que salieron perdiendo de una manera u otra en todas las actuaciones del viernes) y su atmósfera calmada, gélida en ocasiones y con unos solos larguísimos fue un duro handicap. A mi nunca me ha asustado ver un concierto de un masturbamástiles, no solo por ser un rascacuerdas fan de esta clase de músicos, pero la verdad es que Uli llegaba a cansar estando descompensada la actuación con una espectacularidad interpretativa por un lado, con momentos verdaderamente sublimes como las partes a tres guitarras, pero con una sobriedad abusiva por parte de la banda.

Quizás si el sonido hubiera ayudado, habrían lucido más los clásicos de los Scorpions, que fueron elegidos con muy buen tino: All Night Long, In Trance, We'll Burn The Sky, I've Got to be Free...y cerrando una espléndida versión de All Along The Watchtower. La de Hendrix, claro. En términos generales, un concierto que se quedó en disfrutable y que podía haber sido mucho más con un buen sonido y otra actitud por parte de Uli, que además tenía que andar un poco perdido el pobre, pues se hizo un pequeño lío con el tiempo de actuación. Y lo siento mucho, sus sky guitars me parecen horteras y feas.


Y así fueron las actuaciones del viernes, el Z seguía en las calles y allí que fuimos nosotros, pese al cansancio, a echar unas birras y comentar la jugada. Por allí pululaba el golfo de Pat Travers, todo un personajazo. Pero eso es otra historia...

Mañana, volvemos con la crónica del sábado. Keep on rockin'!