Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

lunes, 30 de abril de 2012

ON TOUR: DR. FEELGOOD



El miércoles pasado fue algo agotador pero no todos los días se presentan Dr. Feelgood en tu ciudad así que bien valía aprovechar la ocasión. De acuerdo, aunque es un grupo bastante alejado de las veleidades del estrellato rockero y similares, bien podríamos llamarlos Dr. Feelgood: The Next Generation, pues lejos quedan de la mítica tripulación original conformada por Wilko Johnson y Lee Brilleaux entre otros. No obstante, tengo entendido que Dr. Feelgood es una familia bien avenida y las crónicas de sus conciertos dicen que los de hoy son dignos herederos y que cuentan con la bendición de sus predecesores.

Así pues, a la hora citada allí estábamos, con puntualidad británica esperando a unos británicos con puntualidad cañí, pues no salieron a escena hasta minutos después del despegue del Challenger modelo Sergio Ramos. Por suerte, la espera valió la pena.

Supongo que hablando de un grupo de tendencias tan humildes, uno se espera un show correcto e incluso discreto; y así fue, sin que fuera un mal concierto ni mucho menos. Todo lo contrario, la actuación fue de lo más amena y divertida y los integrantes del grupo, más que entrados en años (o eso aparentaban, pues se asemejaban más al típico turista de Torremolinos), se entregaron bastante (tampoco sin pasarse, la verdad). Kevin Morris estuvo muy bien a la batería, al igual que un Phil Mitchell (que me recordaba a una mezcla de Lee Marvin y Ron Perlman) al bajo, con la dificultad añadida de mantener el tipo, que lo hizo sin inmutarse, como un señor, ante la voluptuosa cougar que se meneaba delante suya. Robert Kane también lo hizo estupendamente, recordándome en más de una ocasión a Paul Weller, aunque igual son cosas mías; hizo muy buena actuación y cumplió bien como frontman pero si tuviera que destacar a uno, me quedo con Steve Walwyn, que destacó con dos Telecasters que sonaban de escándalo e incluso cantando en alguna ocasión. El grupo lo sabía, pues le dieron pista libre para que se marcara sus solos y se despachara a gusto.

Por supuesto, el otro gran punto a favor fue el repertorio, pues no se hizo esperar para tirar de clásicos, pues abrieron con She Does It Right y al tercer tema ya estaban atacando Roxette, para disfrute del escaso pero agradecido público de la sala. Por lo demás, pues si ya conocen al grupo, pueden hacerse una idea: Milk And Alcohol, Back In The Night, All Through The City, You Shouldn't Call The Doctor...Por supuesto, cayeron las versiones de rigor, rindiendo su correspondiente homenaje a Bo Diddley y Muddy Waters y cerrando con su típico fin de fiesta Bonie Moloney/Tequila.

Como decíamos, un show entretenido, aunque esta vez fui sin la compañía de Miss Marvel, pues los deberes superheróicos son duros, disfruté de la compañía de algún colega que hacía tiempo que no veía y de conversaciones interesantes en torno a futuros y muy, muy suculentos conciertos (cortesía de Retorno a la Escena del Crimen). Por supuesto, me llevé mis discos firmados e incluso pude intercambiar algunas breves impresiones con los miembros de la banda, quizás un poco más distantes que otras bandas que han pisado estas mismas tablas pero accesibles.

En definitiva, buen concierto que sirve de preparatorio para una racha de conciertos a cada cual más prometedor. Por lo pronto, hemos empezado con buen pie, just what the doctor ordered.

Keep on rockin'!


miércoles, 25 de abril de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (LI): DR. FEELGOOD - DOWN BY THE JETTY (1975)

Siempre es motivo de alegría que un día así cualquiera venga un grupo interesante a tocar a tu ciudad, y si encima se trata de un grupo con una gran historia y mayor bagaje a sus espaldas como es el caso de los británicos Dr. Feelgood, pues miel sobre hojuelas. Esta noche tocan aquí muchos años después de este álbum de debut en 1975 pero esperemos que siguiendo con el propio credo y modus operandi de siempre.

Como cabe imaginar en un grupo así, Dr. Feelgood ha sido una banda basada en un sonido honesto, sencillo y directo al que le han dado por etiquetar como pub-rock y que a mi me recuerdan, por su filosofía y estilo simplista a unos Status Quo pero donde los de Parfitt y Rossi son más de llenar estadios, nuestros protagonistas de hoy se me antojan dignos de disfrutar con una pinta de ale amarga y una partidita de dardos en un pub británico, pues quizás no esté muy errada esa etiqueta que les han impuesto.

Pero por encima de todo, Dr. Feelgood es un grupo divertido y muy agradable para las orejas y para el corazón, ya sea cerveceándose tan ricamente o incluso para trabajar, como he hecho alguna vez que he necesitado rock'n'rollear mis tareas para hacerlas más llevaderas. Este disco encierra todo eso y más, con esas guitarras rítmicas tan rudimentarias y esas versiones tan bien escogidas.

Así, las fórmulas más básicas del rock'n'roll prenden la mecha de este trabajo con She Does It Right y si te ha gustado, ya sabes lo que te vas a encontrar. Igualmente lo demuestra una muy buena interpretación del Boom Boom de John Lee Hooker que precede a la simpática y cachonda The More I Give, con un divertido estribillo que no duden que seguiré si tienen a bien interpretarla esta noche. A continuación, uno de sus mayores clásicos que pide a gritos ser reproducida entre las cuatro paredes de un bar, la simpar Roxette (que bautizó a cierto grupo y posterior dúo sueco bastante empalagoso), a la sazón uno de sus mejores temas y que conoció una descacharrante versión por parte de nuestros Siniestro Total.

 That Ain't The Way to Behave es un buen blues macarra con una excelente sección de armónica y que da paso a terrenos más propios de Bo Diddley y Buddy Holly con I Don't Mind, un divertido ritmo que les viene como anillo al dedo. Twenty Years Behind está escrito en una especie de proto-ska dando como resultado un tema bastante simpático. Como no estoy muy versado en estos ritmos, no sabría decir si se anticipan a Madness, Selected y similares bandas afines a ese sonido pero bien podría serlo.

Keep It Out of Sight está construido sobre un gran riff, mostrando la faceta quizás más hard-rockera de estos británicos, del mismo modo que la posterior All Through The City mantiene ese espíritu de rock vacilón que te deja de buen humor. Cheque Book es otro de mis preferidos y destila buen rock a raudales, nada nuevo bajo el sol pero en su sencillez radica su virtud. Por otra parte, en Oyeh! se atreven con un tema instrumental que me recuerda a veces a The Ventures, con unas baterías geniales (enorme The Big Figure!) para terminar con un medley de Bonie Molony/Tequila como no, otorgándole ese punto fiestero al final.

Un grupo que tenía muy claro como hacer las cosas y que contaba con dos grandes personajes en esta formación inicial como eran el guitarrista Wilko Johnson y el fallecido vocalista Lee Brilleaux, acompañados del batería The Big Figure y el bajista John B. Sparks; una formación sencilla para un disco sencillo sin perder un ápice de su buen rock. Hoy, los veremos con una formación totalmente distinta de esta pero que, a juzgar por las buenas críticas que están cosechando, no creo que defrauden. Quizás si habláramos de otros nombres, puede que hubieran tenido que seguir con otro nombre, amén de mil movidas más pero no, no es ese el estilo del buen Dr. Feelgood.

Keep on rockin'!

DR. FEELGOOD - DOWN BY THE JETTY

"She Does It Right"
"Boom Boom"
"The More I Give"
"Roxette"
"One Weekend"
"That Ain't No Way To Behave"
"I Don't Mind"
"Twenty Yards Behind"
"Keep It Out Of Sight"
"All Through The City"
"Cheque Book"
"Oyeh!"
"Bonie Maronie" / "Tequila"

Wilko Johnson - guitar, piano, vocals
Lee Brilleaux - vocals, guitar, harmonica
John B. Sparks - bass guitar
The Big Figure - drums

jueves, 19 de abril de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (L): ELVIS PRESLEY - ELVIS PRESLEY (1956)



Hace poco que fue el día de la República y casualmente estamos en unos días en los que tenemos a la corona un poco revuelta por sus pequeños conflictos armados caseros. No es este el momento ni el lugar de discutir sobre monarquía y demás pero sincerándome con ustedes, uno solo reconoce como reyes a los del lejano oriente (que parece que cada 6 de enero me recuerdan que me he portado bien o que les engaño de maravilla) y, cómo no, al Rey. El único.

Un servidor nunca ha sido de los de peregrinar a Graceland con traje del Capitán Marvel Jr. tuneado (¿no lo sabían?) y tupé engominado (tarea algo imposible esta) pero la devoción por Elvis es algo que uno lleva dentro sin llegar a las altas cotas de fanatismo que se pueden ver entre sus muchos y peculiares mitómanos. Elvis era muy grande para este mundo, Sam Phillips lo supo, el Coronel Tom Parker también y, ahora, lo sabemos nosotros.

Así pues, muchísimos años antes de poner Las Vegas a sus pies y por debajo de su oronda barriga, allá por el 56, Elvis graba en los estudios de RCA su primer trabajo de larga duración, que, gracias a su reedición del 99, que es la que tengo tirada por ahí, incluye las grabaciones originales para Sun Records. Un primer trabajo que, como venía a ser máxima en la época, constaba de versiones en su extensa mayoría (Little Richard, Carl Perkins, Ray Charles y demás artistas históricos) pero que Elvis hacía tan suyas como de sus autores legítimos pues entre los surcos y lasers de este disco se hallan el inigualable talento, grandiosa aptitud (y actitud) y el tremendo carisma del de Tupelo.

El pistoletazo de salida lo da nada más ni nada menos que un clásico de la talla de Heartbreak Hotel, del que poco más se puede añadir. Todo un edicto real firmado con toda la chulería del Mississippi, nada más que decir. I Was The One es todo un ejemplo del rock cincuentero de vertiente más ñoña que tipos como Frankie Avalon cursificarían hasta límites hiperglucémicos pero, llamenlo fanatismo, no es el caso del Rey y su naturalidad solemne.

Elvis es rockabilly y Blue Suede Shoes así lo demuestra, pero también sabe dónde están sus raíces y no olvida el country en un tema tan accesible como I'm Counting on You (que grandes pianistas fueron Shorty Lang y Floyd Cramer!) ni el soul de I Got a Woman. One-sided Love Affair es otro enérgico tema del Elvis más rockabilly, con esos geniales pianos, mientras que I Love You Because pertenece a su faceta más intimista. Cuidado que nunca se puede decir que una balada de Elvis sea una moñada ni aunque se lo proponga, pues la solemnidad de su voz e interpretación me siguen pareciendo muy únicas en su especie; qué le vamos a hacer, uno que lo valía.

Just Because es otra de mis preferidas del disco, entre otras por el genial trabajo de guitaras, pues en este álbum encontramos dos de las mejores guitarras de los años 50 sin duda alguna: Scotty Moore y Chet Atkins. El archiconocido Tutti Frutti con el que el joven Ray y la pequeña Peggy Sue quemaban las pistas de baile da paso a la estupenda Trying To Get To You, ejemplo del rock sobrio y de tan buena factura de este Elvis primerizo.

Volvemos al rock vacilón y al intimismo más folk con I'm Gonna Sit Right Down and Cry (Over You) y I'll Never Let You Down, respectivamente, para pasar a una de sus baladas más inmortales, la grandísima Blue Moon. Money Honey es uno de esos temas cargados con los excesos y manierismos de Elvis que hacen de este disco una obra más completa aún si cabe, al igual que ocurre con otro clásico del planeta de las jukebox, las cocacolas con pajita, los batidos con nata y cereza en lo alto y las camareras con patines sirviendo hamburguesas: Shake, Rattle & Roll, que popularizara Bill Haley.

Bill Black marca con su línea de bajo uno de mis clásicos preferidos del Rey: My Baby Left Me. Es en estos momentos cuando el estado de felicidad al que llego con este disco en mis orejas se convierte en un nirvana particular. Una excelente Lawdy Miss Clawdy y un I Want You, I Need You, I Love You digna del particular crooner-rocker (patriarca de los posteriores cock-rockers) que era Elvis, echan el cierre a este magnífico disco.

Como decía Bob el Inglés, personaje interpretado por Richard Harris en Sin Perdón, la magnificencia de la monarquía es suficiente para que a cualquiera le tiemble el pulso ante su presencia. Si hubiera llegado a conocer a Elvis, desde luego que noo se equivocaría. ¡Larga vida al Rey!

Keep on rockin'!

ELVIS PRESLEY - ELVIS PRESLEY


Elvis Presley – vocals, guitar, piano
Scotty Moore – guitar
Chet Atkins – guitar
Floyd Cramer – piano
Shorty Long – piano
Marvin Hughes - piano
Bill Black – bass
D. J. Fontana – drums
Johnny Bernero – drums on "Trying to Get to You"
Gordon Stoker - backing vocals
Ben Speer - backing vocals
Brock Speer - backing vocals

martes, 17 de abril de 2012

ON TOUR: DIRTY YORK



Nunca suelo escribir mucho de conciertos, la verdad. Podría decirse que suelo asistir a un número decente de actuaciones, preferentemente las que me permite mi situación espacial y económica y, aún así, partimos de la base de que uno va a muchos menos conciertos de los que le gustaría. Pero la verdadera razón es que no se hacer crónicas, reseñas o críticas de conciertos o, por lo menos, una que merezca la pena ser escrita y leída. Así pues, he asistido a conciertos geniales como el de The Last Vegas recientemente y no escribí ni una sola línea y no es porque no las merecieran porque menudo conciertazo que se pegaron.

Así pues, prefiero hacer como con Vargas, Appice & Shortino meses atrás y compartir algunas impresiones, inconexas o no, del magnífico show que ofrecieron los australianos Dirty York hace una semana escasa.

Poco conocía yo de estos chavales de las antípodas pero suficiente como para convencerme de que merecía la pena ir a su concierto, pues el precio de la entrada tampoco era digno para ser llamado sacrificio y su reputación les precedía como auténticos animales de directo. Además, Miss Marvel y yo tuvimos la suerte de encontrarnos allí a un querido amigo como es el Recluso Tarkovski (siempre seudónimos, of course). Falsa casualidad porque Tarkovski se apunta a todas y lo raro era no encontrárselo allí, en compañía de otros colegas.

Así pues, y tras unas birrejas de rigor, aparecieron los Dirty York dando un señor conciertazo de dos horas antes apenas cincuenta espectadores aproximadamente. No vamos a discutir sobre el tema de la asistencia a los conciertos ahora pero la verdad es que se puede decir que los pocos que estuvimos allí fuimos unos privilegiados, pues Dirty York es un grupo que tiene muchísimo que ofrecer y cuya escucha recomiendo encarecidamente, por no mencionar la asistencia a sus bolos.



"Así es como se canta una balada, con un tercio de Budweiser en la mano" dijo Tarkvoski refiriéndose a un Shaun Brown que ha sido bendecido con un vozarrón muy, muy similar al de Chris Robinson. Las comparaciones siempre son odiosas pero inevitables, Dirty York tiene mucho de Black Crowes y bastante también de Rolling Stones con guitarras muy de Lynyrd Skynyrd, pero lejos de ser un aspecto negativo, es un grupo que tiene una manera personal y efectiva de conjuntar esos ingredientes y meter la cabeza en este panorama de rock sureño alejado de su madre patria y que se mueve en terrenos más underground.

Luke y Benny demostraron ser una gran pareja de guitarras, con un arsenal clásico, perdición de quien esto escribe, y que no dejaron de aportar el sonido perfecto para tanta sureñada, sin olvidar a una base compuesta por Juzzie al bajo y Wolfie a la batería, acompañados a su vez de Ammiel a las teclas, que le dio el toque de Hammond ideal.

El repertorio fue ni más ni menos que el que compone sus dos discos, uno de los cuales adquirí allí mismo y que no duden que aparecerá por aquí un día de estos. Así llenaron dos horas de rock'n'roll sureñizado y enérgico como pocos grupos de su cuerda hemos podido ver. Encima resulta que son unos tíos enrolladísimos y estuvimos hablando con ellos largo y tendido. Con ellos y con la simpatiquísima novia de Benny, Lizzy, con quien echamos un buen rato Miss Marvel y yo.

Un show de rock de altísimo nivel con un grupo que es mucho más que una promesa y que sabe que la diferencia entre el escenario y el suelo es un pequeño escalón y que no dudan en compartir charla y birra con sus espectadores. Como yo les decía, un privilegio que no es nada exclusivo así que no tienen más excusa para no beneficiarse de tal privilegio y no se los pierdan, ¡háganse ese favor!



DIRTY YORK

martes, 10 de abril de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XLIX): BRIAN MAY - ANOTHER WORLD (1998)




Las carreras de los miembros de Queen en solitario son tan variopintas como ellos mismos y, ciertamente, no exentas de calidad. De estos, siempre me interesaron más los proyectos de Roger y, especialmente, Brian, pues eran los principales responsables de la vena más rockera de Queen, es decir, la que más me entusiasma. Además, ya saben ustedes que Brian May forma parte de mi panteón de guitar heroes.

No solo eso, el bueno de Brian tiene unos trabajos volando libre que son de lo más cojonudo, por no mencionar difíciles de adquirir, como ese tremendísimo Starfleet Project en el que se mide con grandes como Alan Gratzer o el mismísimo Eddie Van Halen o, más accesible, su excelente Back Into The Light.

Hoy hablamos de Another World, su último trabajo de estudio hasta la fecha. Disco que bajo su artística y levemente indecorosa portada en un paraje canario, encierra una buena colección de temas aunque como disco sea algo "tramposo". Me explico, canta a leguas que el disco está hecho a base de "retazos", temas que tenía grabados y tirados por ahí, versiones (originalmente iba a ser un disco de versiones), trabajillos que hizo...vamos, podría decirse que es un recopilatorio de caras B vendido como disco. Precisamente cada vez soy menos amigo de los recopilatorios por esa falta de espontaneidad que tienen frente a los discos originales, donde el artista ha elegido ciertos temas en función de su momento artístico en vez de obedecer a razones comerciales. Prefiero el disco como concepto y ver la evolución del artista entre uno y otro frente a un frío recopilatorio, pese a las no pocas virtudes que estos tienen, por otra parte.

Con eso y todo, hay grandes temas en Another World. La eterea intro llamada Space precede al primer petardazo rockero del disco, una excelente Business infestada de ese mágico sonido de la Red Special de Brian. Claro, uno oye cosas como estas, con ese tono tan peculiar y ya no puede hacer otra cosa sino ceder ante el greñudo guitarrista. China Belle es otro rock más clásico con detalles orientales, como ese gran riff tan exótico, que no está nada mal. Servidor no puede evitar pensar en como habría sonado ese tema en The Game, de Queen, con la voz de Freddie...

Algo parecido pasa con Why Don't We Try Again, sentimental balada a medio tiempo en la que oímos armonías vocales bastante evocadoras. On My Way Up es el tema más popero del disco, con muchas acústicas y muy buen trabajo guitarrero de Brian en los solos.

A continuación, uno de los mejores momentos del disco. The Cyborg es un temazo que empieza con un demencial tapping a dos manos como si Brian fuera un Eddie Van Halen fusionado con David Cronenberg. Este tema pertenecía a la banda sonora de un videojuego bastante infame llamado Rise of the Robots (que prometía a priori pero resultó ser un truñazo enorme). Afortunadamente, este tema era lo mejor que tenía.

The Guv'nor es otro punto álgido del disco, pues presenta un mano a mano nada menos que con el señor Jeff Beck. Un riff bastante vacilón y un excelente diálogo guitarrero entre estos dos cracks lo convierten en un gran tema.

La preciosista y algo barroca balada Wilderness precede la tanda de versiones, temas que sin duda tuvieron que ver con la personalidad musical de Brian: el clásico Slow Down que popularizaran los Beatles, la lisérgica One Rainy Wish de Hendrix y una gran versión del All The Way From Memphis de Mott The Hoople con la presencia del propio Ian Hunter.

Cerrando el disco, otra balada de título homónimo. No está mal el tema Another World pero me resulta un poco sosa y nunca me ha gustado que una balada cierre un disco de rock. Esta, por cierto, con "hidden track".

No podemos olvidarnos al hablar de este disco, antes de terminar, de la hilera de grandes músicos que conformaron la banda de Brian durante años y que aquí repiten. Nos referimos a Neil Murray, Spike Edney, Jamie Moses, Taylor Hawkins, Steve Ferrone y muy especialmente Cozy Powell, uno de los cracks más grandes de las baquetas fallecido por un accidente siendo este trabajo su última grabación, por lo que Brian no dudó en dedicarle el disco en los créditos finales.

No sabemos por qué derroteros tirará Brian, quien parece más preocupado en esa estéril y bastante inútil intentona de darle falsa vida a Queen. Servidor aboga por que vuelva a su terreno más creativo y que vuelva a hacer grandes trabajos en solitario como antaño. Hazlo por los fans, Brian!

Keep on rockin'!

BRIAN MAY - ANOTHER WORLD

"Space" - 0:47
"Business" - 5:07
"China Belle" - 4:01
"Why Don't We Try Again" - 5:24
"On My Way Up" - 2:57
"Cyborg" - 3:54
"The Guv'nor" - 4:13
"Wilderness" - 4:52
"Slow Down" - 4:18
"One Rainy Wish" - 4:05
"All The Way From Memphis" - 5:16
"Another World" - 7:30

Brian May - all vocals, instruments and programming, except for:
Cozy Powell - drums on "Business", "China Belle", "The Guv'nor", "Slow Down", "One Rainy Wish", and "All The Way From Memphis", drums and percussion on "Why Don't We Try Again?"
Steve Ferrone - drums on "Another World"
Neil Murray - bass guitar on "China Belle", "Slow Down", "One Rainy Wish", and "All The Way From Memphis"
Ken Taylor - bass guitar on "Another World"
Jamie Moses - guitar on "Slow Down"
Spike Edney - keyboards on "Slow Down"
London Metropolitan Orchestra - strings on "One Rainy Wish", conducted by Michael Kamen
Cathy Porter - backing vocals on "On My Way Up"
Shelley Preston - backing vocals on "On My Way Up" and "All The Way From Memphis"
Nikki Love - backing vocals on "All The Way From Memphis"
Becci Glover - backing vocals on "All The Way From Memphis"
Taylor Hawkins - drums on "Cyborg"
Jeff Beck - guitar on "The Guv'nor"
Ian Hunter - guest raconteur on "All The Way From Memphis"

lunes, 9 de abril de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XLVIII): STEVE VAI - PASSION AND WARFARE (1990)




Otro virtuoso de gran y conocida trayectoria que también se asoma por aquí. Ya hablamos de él en la lista de guitarristas de hace un tiempo y ahora nos centramos en uno de sus mejores trabajos en solitario, el llamado Passion and Warfare.

Definido por el propio Vai como "Jimi Hendrix conociendo a Jesucristo en una fiesta que Ben Hur ha preparado para Mel Blanc" (toma ya), trasciende el mero ejercicio guitarrístico virtuoso, campo que también cubre y con creces, para ahondar en sonoridades y experimentaciones de carácter onírico, aspecto este último que evidencia su herencia zappiana, cómo debe ser. Aún así, hay a quien le causa cierta indiferencia los trabajos en solitario de Vai, quizás por intolerancia al masturbamastilismo, pero precisamente ahí tengo que defender al bueno de Steve, pues pese a toda la parafernalia efectista y fantástica del disco, tanto los temas, sus melodías, armonías y demás son de lo más sencillas, lejos de virtuosos más sesudos como podrían ser Allan Holdsworth o Pat Metheny, haciendo de Passion and Warfare un disco apreciable y apreciado tanto para los fanáticos de las seis cuerdas, intérpretes o no, como para un oyente más casual. Ejemplo de esto es la legión de seguidores del famoso For The Love of God e incluso una vez escuché en un programa de fútbol en la tele como sonaba de fondo uno de los temas de este álbum, no recuerdo cual.

Disco este, por cierto, que adquirí, creo recordar, con 14 años más o menos, a base de guardar la vuelta del autobús para ir al colegio. Jamás se me olvidará llevarlo a casa de mi abuelo, todo un melómano sui generis (bajo la etiqueta de "ruido" califica a casi la totalidad de lo compuesto y grabado en el siglo XX y posteriores y, cual Torquemada musica, mandaría a la hoguera a dicha música), que inspeccionó mi recién comprado disco con una ceja arqueada de desaprobación. Creo recordar que hizo un comentario respecto a uno de los títulos (Erotic Nightmares, claro), pero como no sabe inglés no dijo nada más. "Bah, ruido", sentenció. Todo un personaje mi abuelo.
Por otra parte, también le tengo cierto aprecio especial no solo por acompañarme sempiternamente durante mi formación guitarrística (y en mis delirantes sueños de guitar hero seductor y díscolo, of course).

Entrando en los temas que componen el disco, Liberty es una obertura de lo más solemne con bastantes reminiscencias de Brian May en opinión de un servidor (no en vano los dos hachas la interpretaron juntos en Sevilla en el Leyendas de la Guitarra). Esta solemnidad se rompe de forma abrupta antes el arrollador riff de Erotic Nightmares, donde ya empieza a desatarse la bestia Vai.

Algo parecido pero con un carácter más funky y con un groove bastante divertido ocurre en The Animal. Otro tema que, al igual que el anterior, tiene el aroma de las locuras del tío Zappa. Answers es un tema rápido y agradable a la par que breve, con unas armonías sencillas pero muy conseguidas. Su leit motiv será la base del siguiente, The Riddle, su reverso tenebroso y de ambiente más demencial.

Uno de los puntos más álgido en cuanto a experimentación se refiere llega de la mano de Ballerina 12/24, un juego de armonías y efectos arpa. Básicamente es Steve jugando con un armonizador de guitarra pero con eso y con todo suena muy, muy bien.

Y llegamos a uno de los platos fuertes: For The Love of God. Considerado ya, y con razón, un clásico moderno de la guitarra. Su estructura sencilla y clásica (como podría ser Europa de Santana o Parisienne Walkways de Gary Moore) permite a Vai desplegar sus excesos. Probablemente y de manera algo simplista no sea Steve el guitarrista con más feeling del mundo pero podemos decir que en este tema, lo clava.

Una maestra de colegio presenta al pequeño Stevie Vai antes de volver la clase patas abajo con The Audience is Listening, uno de los temas más divertidos y virtuosos de este trabajo. Su ambiente de jam y esa linea de bajo a cargo del propio Vai lo convierten en uno de mis preferidos.

I Would Love to es otro remanso de sencillez, agradable y bien interpretado, que antecede a otra joya que es Blue Powder. Tema algo rapsódico donde Vai saca su vena quizás más jazzera, con sonidos más limpios y claros. Grandísimo tema, sin duda.

Al igual que un niño furioso, pega otro bandazo hacia los temas más divertidos y acelerados con un simpático Greasy Kid's Stuff (adoro algunas de los fraseos de este tema) y, tras la marcianada (con armonizador Eventide again) de Alien Water Kiss, llegamos a Sisters, uno de los temas más preciosos del disco que, además, relaja que da gusto.

El broche final viene con Love Secrets, como no, derroche de sonoridades oníricas compendio de todo lo visto anteriormente.

Para quien esto escribe, todo un discazo que, además de influir sobremanera entre los rascacuerdas, es de lo mejorcito que ha salido de los últimos soldados de Zappa (y casi pionero del sonido de estos me atrevo a decir, pues me recuerda a algunos de los trabajos de su hijo Dweezil) sin llegar a ser algo exclusivo, como ya comentamos. Así pues, disfruten con este disco de momentos de pasión, guerra y todo lo que hay en medio.

STEVE VAI - PASSION AND WARFARE

"Liberty" – 2:02
"Erotic Nightmares" – 4:13
"The Animal" – 3:55
"Answers" – 2:41
"The Riddle" – 6:22
"Ballerina 12/24" – 1:45
"For the Love of God" – 6:02
"The Audience Is Listening" – 5:30
"I Would Love To" – 3:40
"Blue Powder" – 4:44
"Greasy Kid's Stuff" – 2:57
"Alien Water Kiss" – 1:10
"Sisters" – 4:07
"Love Secrets" – 3:35

Steve Vai - guitars (all tracks), keyboards (tracks 1, 3, 5, 7, 11), bass (tracks 8, 9, 11)
Stuart Hamm - bass (tracks 2 - 5, 7, 10, 13)
Chris Frazier - drums (tracks 1 - 5, 8, 10, 11, 13)
Tris Imboden - drums (tracks 7, 9)
David Rosenthal - keyboards (tracks 2, 9, 13), backing vocals
Bob Harris - keyboards (track 10), backing vocals
Pia Maiocco (credited as Pia Vai) - keyboards on one chord (track 4)

jueves, 5 de abril de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XLVII): MERCYFUL FATE - MELISSA (1983)




Quizás los más afortunados estos días son aquellos que han aprovechado estas vacaciones para huir del empacho capillita que vivimos por aquí estos días, a no ser que te guste, claro, entonces estás de enhorabuena. Yo, que no comulgo con esas cosas, me quedo aquí en casa, cual superviviente de una hecatombe zombie (a veces no es muy diferente la cosa, vaya….), rodeado de alimento para el espíritu: libros, películas y muchos discos. Y quizás no por casualidad y sí por algo de pueril travesura, me decido a darle caña al primer álbum de Mercyful Fate a menos volumen del que quisiera. Hablamos del fantástico e influyente Melissa.

Venidos de Dinamarca, que habría sido un buen destino para estas fechas, con sus galletas tan buenas, su cerveza Carlsberg y algún que otro grupo cojonudo (no me puedo olvidar de los grandes Pretty Maids); Mercyful Fate tomaron las fórmulas del heavy metal europeo cada vez más creciente pero con distintivos como un personal toque satánico y teatral a nivel de estética y letras y, cómo no, la presencia del vocalista Kim Bendix Petersen alias King Diamond, único en su especie y con un falsete capaz de dejarte sin cristalera en casa y poner a aullar a todos los perros del barrio.

Si algo llama la atención de Mercyful Fate en primer lugar, claro está, es esa estética, que no es ni nueva ni exclusiva pero que llevan a otro nivel. Dicho de otra manera y haciendo un burdo paralelismo con el cine, si Black Sabbath, referente obligatorio, era el terror de la Hammer, Mercyful Fate sería el nuevo terror europeo de los 80.

Pero Mercyful Fate era más que eso, pues como hemos dicho, es un grupo de gran influencia en corrientes posteriores como el power metal, black metal, similares y derivados a través de una ristra de excelentes discos, como este debut. Un trabajo cuyo máximo culpable es el guitarrista Hank Sherman, compositor de todos los temas y que además de ser bastante hábil se complemente estupendamente con Michael Denner, el otro hacha del grupo. Igualmente, el batería Kim Ruzz y el bajista Timi Hansen hacen un gran equipo a la hora de darle forma a esas bases tan incofundibles.

Así pues, tenemos entre manos un disco contundente y siniestro en su inicio, con un gran tema como es Evil, toda una declaración de intenciones de lo que nos vamos a encontrar en este disco: bases salvajes, riffs trepidantes y un King Diamond que no escatima en berreos y falsetes. Un tema completísimo y muestrario de las habilidades de la banda, que no son pocas.

Un riff de corte más clásico y sabbathiano (evidentemente) presenta Curse of The Pharaoh, una historia propia de una película de serie B de momias magnificada con la épica que sabe otorgarle la banda. Posteriormente, una guitarra acústica alegre y renacentista acompaña una melodía igualmente alegre que se convierte en el oscuro Into The Coven, con un arranque magnífico de Diamond que se adapta a las mil maravillas al tema, sus subidas y sus bajadas.

Más rockero y sin perder un ápice de la calidad que lleva el disco hasta el momento llega At The Sound of The Demon Bell, con un estribillo demencial y salvaje y un Sherman estupendo. A continuación, el olor a azufre se sale de los altavoces y llega el tema con el que descubrí a Mercyful Fate y que repetí incansablemente: Black Funeral, tan oscuro como su nombre indica y siniestro como solo estos daneses saben hacerlo.

Un largo y rapsódico Satan’s Fall otorga vía libre al grupo para dar rienda suelta a sus excesos vocales y musicales envueltos en su propia atmósfera para acabar con Melissa, donde un intrincado juego de guitarras de Sherman y Denner acompañan de manera más calmada a Diamond cantando y contando la última historia del disco.
En opinión de quien esto escribe, un grupo imprescindible en el Heavy Metal que aunque quizás represente una corriente de excesos estéticos que no gusten a todos ha sabido crear una serie de discos ejemplo de como hacer buen metal, divertido y original, sencillo pero con una sofisticación muy sui generis. Desde luego, poco malo podemos decir de este Melissa.

Introduzcan un aquelarre musical en sus casas con este disco. Yo lo he hecho y, con suerte, el virus informático con el que estoy luchando mientras escribo esto se acojona y sale huyendo.

Keep on rockin’!

MERCYFUL FATE - MELISSA

"Evil"
"Curse of the Pharaohs"
"Into the Coven"
"At the Sound of the Demon Bell"
"Black Funeral"
"Satan's Fall"
"Melissa"


King Diamond – vocals
Hank Shermann – guitar
Michael Denner – guitar
Timi "Grabber" Hansen – bass
Kim Ruzz – drums