Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

lunes, 27 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XLII): MEAT LOAF - BAT OUT OF HELL (1977)




Ayer fue noche de oscars, evento que siempre me ha gustado seguir pese a que es harto sabido que las películas y artistas nominados no tienen que ser sinónimo de calidad y que la considerada gran fiesta del cine tiene un mucho de círculo autofelatorio y de palmadita en la espalda entre la camarilla oligárquica hollywoodiense. Aún así, me gusta ver la gala quizás para alimentar cierto gusanillo pseudo-cinéfilo, qué le vamos a hacer.

Así pues, hoy deberíamos hablar de un disco que se me antoja de lo más cinematográfico pues se asemeja más a una superproducción cargada de pirotecnia y efectos que a cualquier otro disco más convencional. No se trata tampoco de una obra que marcara un antes y un después en esto del rock pero que, desde luego, tiene su chicha. Hablamos pues del segundo disco del gordito Meat Loaf, una suerte de Pavarotti rockero que junto con el compositor Jim Steinman (una mezcla de Richard Wagner y Andrew Lloyd Webber con más delirios de grandeza aún y en plan rockstar) da forma a este Bat Out of Hell, producido encima por Todd Rundgren, al que solo puedo definir como "grandísimo colgao" pero que aporta unas guitarras cojonudas.

Con todos estos factores en juego, el resultado final fue toda una oda a los románticos años 50 americanos, con su angst adolescente, sus carreras de coches hot-rod y motos, su música y, cómo no, sus fantasías, pues a todos estos elementos tan nostálgicos Steinman les inyecta una fuerte dosis de esteroides hasta convertirlos en una obra grandilocuente, rimbombante y operística que algunos han definido como rock wagneriano (¡con dos cojones!).

Yo reconozco que me acerqué por primera vez a este disco engañado, pues la maravillosa y soberbia portada dibujada por Richard Corben prometía una historia de motoristas salidos del infierno que luchan con criaturas demoníacas, algo demasiado seductor para el jovenzuelo levemente powermetalizado que yo era. En su lugar encontré algo muy distinto, claro está, pero que a día de hoy no ha variado ni un ápice en mi disfrute personal. Y lo de la portada, reconocieron que era un truco que, claro está, funcionó (doy fe).

Entrando ya en los temas que componen el disco, este tiene la buena/mala suerte de empezar con un grandísimo tema que le da nombre al mismo. Bat Out of Hell es un tema magnífico, de sobresaliente; basándose en la jamesdean-iana historia de un joven motorista cuya ansia juvenil no puede ser frenada ni por un accidente mortal, Meat Loaf desarrolla toda una rapsodia hard rockera con un contundente sonido de piano, unas magníficas guitarras marcando el ritmo de la moto, espectaculares cambios y todo un señor vozarrón. ¿Lo malo? Pues que para mi ya no hay ningún tema en el disco que pueda superar a este, al igual que en algunas películas hay escenas que ya han subido demasiado el listón.

Aún con eso, el disco no desmerece para nada. You Took The Words Right Out of My Mouth (Hot Summer Night) es un tema de corte más popero pero igual de solemne con una sonoridad más propia de aquella golden age mientras que Heaven Can Wait puede que sea una de las baladas más preciosas jamás escritas y que demuestra la versatilidad y amplitud de registros de Meat Loaf. Al igual que ocurría con el propio Bat Out of Hell, en este caso Heaven Can Wait engulle a otra balada del disco como es la también conocida Two Out of Three Ain't Bad, igualmente solemne y francamente preciosa pero quizás más ñoña aunque, al fin y al cabo, es una fantasía sobre los mitos de los años 50.

Pero claro, aquellos conservadores años camuflaban entre canciones de amor unas urgentes necesidades de fornicio por lo que, y afortunadamente para los que preferimos Porky's a Grease (uséase, gente con valores), aquí tenemos All Revved Up With No Place to Go, historia de pérdida de virginidad en ambiente neo-bucólico y juvenil pero, por supuesto, à-la-Steinman; y la bombástica Paradise by the Dashboard Light, toda una sinfonía al sexo adolescente en coche, chapucero y lleno de vanas promesas, incluyendo extravagancias como acompasar el orgasmo con el partido de baseball que está emitiendo en ese momento la radio del auto. Son por razones como estas por las que Bat Out of Hell hay que escucharlo y no sólo con las orejas.

For Crying Out Loud es la encargada de echar el telón final, como no podía ser de otra manera, al más puro estilo operístico y/o de musical, con orquesta incluída.

En definitiva, un disco bastante curioso a juzgar por la corte de seguidores que se han dejado arrastrar por tanta exhuberancia y faraónico despliegue, como me ha ocurrido a mi mismo. Si decía Woody Allen que cuando escuchaba a Wagner le daban ganas de invadir Polonia entonces escuchar Bat Out of Hell es la banda sonora para invadir el mundo y un par de planetas más allá.

Keep on rockin'!

MEAT LOAF - BAT OUT OF HELL

1. "Bat Out of Hell" 9:56
2. "You Took the Words Right Out of My Mouth 5:04
3. "Heaven Can Wait" 4:38
4. "All Revved Up with No Place to Go" 4:19
5. "Two Out of Three Ain't Bad" 5:23
6. "Paradise by the Dashboard Light" (duet with Ellen Foley) 8:28
7. "For Crying Out Loud"

Meat Loaf – lead vocals, backing vocals (track 6), percussion (track 2)
Todd Rundgren – guitar (tracks 1, 2, 4–6), percussion (tracks 1, 2), keyboards (track 1), backing vocals (tracks 1–3, 5, 6)
Kasim Sulton – bass guitar (tracks 1, 2, 4–7), backing vocals (track 1)
Roy Bittan – piano, keyboards (tracks 1, 2, 6)
Steve Margoshes – piano (track 7)
Cheryl Hardwick – piano (track 7)
Jim Steinman – keyboards (tracks 1, 2, 6), percussion (tracks 1, 2), "lascivious effects" (track 6), dialogue intro (track 2)
Roger Powell – synthesizer (tracks 1, 2, 5, 6)
Edgar Winter – saxophone (tracks 2, 4, 6)
Max Weinberg – drums (tracks 1, 2, 6)
John Wilcox – drums (tracks 4, 5, 7)
Marcia McClain – dialogue intro (track 2)
Phil "Scooter" Rizzuto – play-by-play (track 6)
Ellen Foley – featured vocal (track 6), backing vocals (tracks 1, 2, 4, 6)
Rory Dodd – backing vocals (all except track 4)
Gene Orloff – concert master (track 7)
Members of New York Philharmonic and Philadelphia Orchestra – orchestra (track 7)

domingo, 26 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XLI): JOHNNY CASH - AT SAN QUENTIN (1969)




Había pensado en crear una sección especial sobre directos pero resulta que tal día como hoy (aún es 26 mientras escribo) nació el único e inimitable Hombre de Negro, Mr. Johnny Cash. Así pues y sirva como humilde homenaje, introducimos los directos en esta categoría.

En este caso, hablaremos de su directo en el penal de San Quentin, trabajo mítico donde los haya ya que es el escenario perfecto para un tío duro del country pero caballeroso como Cash y sus historias de altercados, promesas de enmienda conyugales y demás macarradas a ritmo de boom-chicka-boom, tal y como demuestran los enfervorecidos y peculiares espectadores. Un servidor de ustedes, además, ha creado cierto vínculo con este disco pues parte de mi trabajo se desarrolla en prisiones y más de una vez (y de dos) he ido escuchando este disco camino del curro.

Tras el éxito del genial directo de la penitenciaría de Folsom (que también se encuentra tirado por ahí), Cash volvió al talego esta vez por la puerta grande, televisando el concierto y todo. Además, le acompañan sus fieles y habituales compinches como su señora June Carter y el Rey del Rockabilly Carl Perkins a la guitarra.

Como decíamos, nada más empezar el concierto vemos como Johnny se siente como pez en el agua desde que se presenta con un escueto "Hello, I'm Johnny Cash" dando la entrada a Big River con su nuevo sonido más rockabillizado y un gran trabajo a las baquetas por parte de W.S. Holland a lo largo de todo el concierto. La lenta y melancólica I Still Miss Someone y el ritmo animado y sureñísimo de Wreck of the Old 97 nos conducen a uno de los mayores hits de la carrera de Cash: I Walk The Line.

Tras el anuncio de este clásico del country de nuestros días y los primeros compases, los presidiarios estallan en vítores mientras Cash interpreta el tema como se espera, incluyendo su murmullo para coger tono. No se oye ni una mosca mientras dura el tema hasta que termina con un público enloquecido.

La química con los espectadores ya es más completa aún, tras presentar a June para cantar Darlin' Companion, de Lovin' Spoonful, demostrando no solo lo gran versionador que fue Cash (y si aún lo duda alguien que escuche su versión de Hurt de Nine Inch Nails) sino que en contra en la habitual imagen del country, Johnny era un hombre de su tiempo que no dudaba en versionar a los mozos de los 60.

Un correcto y sobrio I Don't Know Where I'm Bound da lugar a la catársis de San Quentin, tema creado ex profeso para la ocasión y que consigue arrancar las emociones de los espectadores, quienes le piden un bis que es recogido con el mismo énfasis. A mi me recuerda, coñas aparte, a una zambomba flamenca que presencié en la cárcel, donde jamás vi a tantos tíos como trinquetes emocionados y aplaudiendo a rabiar.

Cash sigue bromeando para presentar la simpáticamente irónica y de corte bastante hippioso Starkville City Jail y prosigue con otra versión, Wanted Man de nada más ni nada menos que Bob Dylan.

A continuación sigue el que para mi es uno de los momentos más álgidos de la carrera del Hombre de Negro: A Boy Named Sue, tema de country con su punto bluesero con una de las letras más geniales y cachondas que jamás he leído y que Cash interpreta como nadie podría hacerlo. La acogida en San Quentin es, por tanto, como se espera.

Un breve momento de gospel con There Will Be Peace in The Valley precede a otro gran clásico y posiblemente la obra culmen del country taleguero, si es que existe tal subgénero; hablamos de Folsom Prison Blues, por supuesto, con su inconfundible sonido twang de guitarra. Justo después, otro tema no menos grande y conocido, Ring of Fire, acompañado de la familia Carter, una de las dinastías más importantes en la historia del country.

El final de la actuación, con los Carter en el escenario, toma una dirección más gospel con Daddy Sang Bass y He Turned the Water into Wine, que preceden a otro tema de estilo más taleguero y rockero, The Old Account Was Settled Long Ago y da cierre con un medley final con todos en el escenario.

En definitiva, este disco sea posiblemente un hito dentro del country y que no decepcionará a los que hayan caído en el carismático encanto de Johnny Cash, que no creo que sean pocos. Más allá de una nueva manera de entender un directo es, simplemente, una obra maestra.

Por cierto, este concierto aparece brevemente retratado pero con acierto en el notable pero algo edulcorado biopic En la cuerda floja (Walk The Line) donde Joaquin Phoenix interpretó a Cash bastante cojonudamente. Es más, de haber sido yo James Mangold, habría intentado hacer un biopic basándome principalmente en este concierto, pero claro, Hollywood me pilla un poco lejos.

Keep on rockin'!

JOHNNY CASH - AT SAN QUENTIN

"Big River" – 1:56
"I Still Miss Someone" (J. Cash, Roy Cash) – 1:52
"Wreck of the Old 97"* (arranged by Cash, Johnston, Blake) – 2:05
"I Walk the Line" – 3:29
"Darlin' Companion" (Sebastian) – 3:21
"I Don't Know Where I'm Bound" (T. Cuttie) – 2:24
"Starkville City Jail" – 6:15
"San Quentin" – 4:07
"San Quentin" – 3:13
"Wanted Man" (Dylan) – 3:24
"A Boy Named Sue" (Silverstein) – 3:59
"(There'll Be) Peace in the Valley" (Dorsey) – 2:30
"Folsom Prison Blues" – 4:24
"Ring of Fire" (June Carter, Merle Kilgore) – 2:07
"He Turned the Water Into Wine" – 4:01
"Daddy Sang Bass" (Carl Perkins) – 2:43
"The Old Account Was Settled Long Ago" (L.R. Dalton) – 2:16
"Closing Medley: Folsom Prison Blues/I Walk the Line/Ring of Fire/The Rebel-Johnny Yuma" (Cash)/(Cash)/(Carter, Kilgore)/(R. Markowitz, A. Fenady) – 5:08

Johnny Cash - vocal, Acoustic guitar
June Carter Cash - vocal
Carter Family - vocals, Autoharp, Guitar
Marshall Grant - bass guitar
W.S. Holland - drums
Carl Perkins - electric guitar
Bob Wootton - electric guitar
The Statler Brothers - vocals

miércoles, 22 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XL): ALICE COOPER - CONSTRICTOR (1986)




Mi ciudad anda de carnavales y se suceden los festejos aunque pasando un poco de refilón por mi lado. Entre trabajo, asuntos variados un poco de indiferencia (y, a veces, algo de hastío, la verdad) no tengo tiempo ni para disfrazarme.

Pero uno al que se le da muy bien eso de disfrazarse aunque no tanto como el hacer buenas canciones es un carismático y genial personaje llamado Vincent Damon Fournier y su siempre cambiante banda, más conocidos por el nombre de guerra de Alice Cooper.

Tras una carrera no exenta de éxitos y buenos trabajos que empezara casi 20 años atrás, el 86 fue testigo de la nueva dirección musical de la banda, fuertemente influenciada por el guitarrista Kane Roberts, una suerte de Rambo metalero que, al alimón con Vincent/Alice, supo adecuar el estilo del granguiñolesco cantante a la época. Tanto es así, que lo mismo ocurre con su temática e iconografía tan propia del terror clásico ahora esté más cercana a las películas de Charles Band y de terror ochentero en general, como se verá (no nos podemos olvidar tampoco de su escueta participación en El Príncipe de las Tinieblas, del maestro John Carpenter. A la que aportó un tema bastante cojonudo, por cierto).

Constrictor es un disco que quizás palidezca ante trabajos posteriores que también explorarían un sonido similar pero que yo encuentro de lo más divertido y altamente disfrutable. Sus grandes dosis de hard Casio y esas baterías tan electrónicas lo acercan, efectivamente, al sonido de las películas ya mencionadas y que hoy muchas no pasan de carnaza de cadena de televisión pública pero claro, se juntan las hambres con las ganas de comer y si bien la carga rockera de este album tampoco defrauda, un servidor tiene cierta debilidad al mundo del terror en general y cierto cariño al de este época.

Pero bueno, entrando a ver los cortes de este disco, Teenage Frankenstein es el comienzo perfecto para que veamos al Alice Cooper enérgico y de una peculiarísima elegancia macarra de siempre con un gran tema de rock clásico y guitarrero. A continuación, Give It Up y Thrill My Gorilla suponen una divertida subida de tempo con una cada vez más fuerte presencia de sintetizador en las percusiones que, afortunadamente, no devalúan el producto final. Después de tan pegadizos temas, es el turno de pasar al contundente Life and The Death of The Party, todo un ejercicio de heavy metal clásico y de sonido algo más sofisticado, con arpegios en limpio de Roberts de fondo, que constituye un grandísimo tema a reivindicar.

La marchosa Simple Obedience da paso a otro de mis temas preferidos del album: la acelerada y adrenalínica The World Needs Guts, con una base fácil pero efectiva que sirve de colchón para un gran trabajo de Alice. Otra joya, sin duda.

Trick Bag es otro divertido tema, de aroma más popero y con gran despliegue de sintetizadores que precede a la más que correcta Crawling, también con tintes más comerciales y cercano a los sonidos de Ratt, Poison y similares pero, claro, a estas alturas ya no nos sorprende (mucho menos si vemos que el bajista de este album no es ni más ni menos que Kip Winger, de la banda del mismo nombre). Algo parecido a lo que escuchamos a continuación en The Great American Success, otro gran tema que me recuerda a lo que harían luego grupos como Night Ranger o Y&T.

Sonidos muy propios de película de tan laureada década, o, por lo menos, es lo que habremos pensado más de uno al escucharlo (yo el primero). Pues a modo de aseveración de esto y confirmando lo que comentábamos más arriba, cierra el album He's Back (The Man Behind The Mask), perteneciente a la banda sonora de Viernes 13 parte IV. Simpatiquísimo tema al que aprecio mucho, con su orgía de casios y con un Alice como pez en el agua, como si fuera el presentador de un peculiar Circo de los Horrores (que lo es).

Constrictor es, en definitiva, un disco divertido y que agradará no solo a los incondicionales de Alice Cooper pues, aunque hoy en día nos acojonemos cuando escuchamos a nuestros ídolos rockeros el mero susurro sobre sintetizadores y "nuevos sonidos", este trabajo aprueba y con nota. Pero eso sí, una portada un poco fea (y algo cutre).

Keep on rockin'!

ALICE COOPER - CONSTRICTOR

"Teenage Frankenstein" – 3:40
"Give It Up" – 4:13
"Thrill My Gorilla" – 2:56
"Life and the Death of the Party" – 3:45
"Simple Disobedience" – 3:30
"The World Needs Guts" – 3:59
"Trick Bag" – 4:18
"Crawlin'" – 3:22
"The Great American Success Story" – 3:38
"He's Back (The Man Behind the Mask)" – 3:49

Alice Cooper - vocals
Kane Roberts - bass, guitar, keyboards, background vocals
Paul Delph - keyboards, background vocals
Beau Hill - background vocals
Tom Kelly - background vocals
Donnie Kisselbach - bass
David Rosenberg - drums
Kip Winger - bass

viernes, 17 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXXIX): THE JIMI HENDRIX EXPERIENCE - ARE YOU EXPERIENCED (1967)




Trasteando con mi Stratocaster y probando sus cuerdas nuevas, se me vino a la cabeza lo que dice más de un guitarrista: "toda guitarra tiene su canción". Si mi strato tiene una, desconozco si la he encontrado aún pues, entre Gallagher, Blackmore, Vaughan y demás hay una gran lista de pretendientes. No obstante y, esta vez tampoco ha sido una excepción, siempre acabo tocando alguna de Hendrix, a quien siempre le he encontrado una especie de conexión algo mística (como místico era él) con este instrumento de Fender como no le he encontrado nunca a nadie.

Claro que hay que decir que a Hendrix le debo mucho (¿y quién no?). Como a tantos les ocurriría, fue quien puso una guitarra en mis manos y pese a los constante cambios en los cánones de virtuosismo guitarrístico, la figura de Hendrix ha sido siempre imitada pero nunca igualada ni, mucho menos, superada. Hendrix solo hubo uno y si no hubiera existido, se habría abierto algún portal interdimensional por donde habría aparecido con su chaqueta con chorreras, su cinta del pelo y su Fender blanca.

Pero de vuelta a nuestro viejo y conocido mundo, resulta que al señor Chas Chandler, ex de Animals, le dio por mostrar al mundo el talento que había visto al joven James Marshall Hendrix en el Cafe Wha londinense y en su buen hacer, lo acompañó de unos grandes en lo suyo como eran Mitch Mitchell a la batería y Noel Redding al bajo. Con todo esto y tras unos singles que volverían el mundo al revés, el primer disco, más que salir, explotó.

Y vaya si explotó. Are You Experienced tiene riffs contundentes, lírica dylaniana, grooves lisérgicos, blues oscuro...todo lo que hizo grande a Jimi, vaya.

Foxy Lady da comienzo a este album. Unos ligados in crescendo dan lugar a un riff de lo más salvaje formando todo un clásico de Hendrix perfecto al que no le falta ni sobra nada. Con Foxy Lady ya sabemos que vamos a encontrarnos con unos licks y unos solos como jamás se habían visto antes.

La guitarra de Jimi se vuelve pesada y cabalgante en Manic Depression, grandísimo tema que da paso al blues más clásico y propio de ídolos de Hendrix como Hubert Sumlin o Buddy Guy. Red House deja bien claro que Hendrix en su faceta más bluesera es un fuera de serie a la altura de sus héroes. Le tengo también un cariño especial a este tema pues, en el Hard Rock Cafe de Londres hace ya bastantes años, me dejaron tocar una guitarra que el propio Hendrix le había regalado a Pete Townshend para el asombro e inenarrable sensación que provocó en este servidor, como pueden imaginar. Pues bien, como comentaba más arriba, esta fue la canción que salió en ese momento, aunque con dedos temblorosos, claro.

A continuación, Can You See Me es un tema rockero más acelerado y convencional para lo que ya nos ha mostrado Hendrix pero que no pierde un ápice de calidad mientras que Love or Confusion vuelve a terrenos más groovies y cargados de ácido. I Don't Live Today suena más macarra, con una guitarra más seca y un riff simple pero aplastante que da paso a su correspondiente orgía sonora.

May This Be Love presenta un ritmo pausado con una percusión parecida a tambores indios (no en vano Hendrix tenía sangre cherokee) y una guitarra que combina sonidos hawaianos con cierto toque funk. A continuación, viene la tormenta con Fire, una erupción rockera llena de salvajismo a raudales donde toda la Experience toca al borde de la autocombustión. Otro clasicazo.

Are You Experienced toma tintes de ciencia-ficción en 3rd Stone From The Sun, todo un viaje astral (con un fraseo imitado mil veces) que intercala una conversación entre Hendrix y Chandler más propia del puente de la Enterprise. Dando nombre al disco, Are You Experienced? es una suerte de jam entre la experience que originalmente cierra el album.

Afortunadamente, la edición que tengo es el remaster de 1997, que incluye los singles anteriores que son ni más ni menos que las inmortales Hey Joe, Stone Free, todo un himno de los 60 como Purple Haze, la coña de Hendrix sobre el matrimonio en 51st Anniversary, la soberbia The Wind Cries Mary, con una de las mejores letras, con inspiración de Dylan, jamás escrita por Jimi (únicamente la línea The traffic lights they turn up blue tomorrow ya me parece de las mejores jamás escritas del rock) y el sueño americano según Hendrix en la grandiosa Highway Chile.

Disco este siempre a reivindicar al igual que su protagonista y diría que obligatorio para rascacuerdas. Sonidos de los 60 que trascendieron su época y la propia música. Experiméntenlo. Disfrutenlo.

Keep on rockin'!

THE JIMI HENDRIX EXPERIENCE - ARE YOU EXPERIENCED

"Foxy Lady" – 3:22
"Manic Depression" – 3:46
"Red House" – 3:53
"Can You See Me" – 2:35
"Love or Confusion" – 3:17
"I Don't Live Today" – 3:58
"May This Be Love" – 3:14
"Fire" – 2:47
"3rd Stone from the Sun" – 6:50
"Remember" – 2:53
"Are You Experienced?" – 4:17

1997 Experience Hendrix reissue

"Hey Joe" – 3:30
"Stone Free" – 3:36
"Purple Haze" – 2:51
"51st Anniversary" – 3:15
"The Wind Cries Mary" – 3:20
"Highway Chile" – 3:32


Jimi Hendrix – lead vocals, guitar
Noel Redding – bass, backing vocals
Mitch Mitchell – drums, backing vocals

lunes, 13 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXXVIII): METALLICA - ... AND JUSTICE FOR ALL (1988)




Se ha hablado mucho de justicia estos días o, quizás más apropiadamente, de la ausencia de esta. Mas en estos tiempos que corren parece ser el pan nuestro de cada día y la justicia que conocíamos o creíamos conocer solo se encuentra o bien cada vez más hundida en los cajones de ideales o entre las páginas de mis comics de superhéroes, como motor de los protagonistas, donde al final todo sale bien. La fantasía es así de perra y la realidad se empeña en serlo más aún.

Uno no es insensible ni apático ante la que nos cae, pero lejos de querer frivolizar con estas cosas, el significado de tan romántico término en estos últimos días ha sido para mi el que forma parte de y constituye el cuarto disco en la carrera de Metallica, justamente, valga la redundancia, uno de los mejores.

Al hablar de Metallica prefiero pecar de previsible antes que de insincero: sí, los mejores discos son los cinco primeros. El resto de discos me interesan poco o nada y todo lo que han ganado en producción ha sido en detrimento de la calidad de sus temas. Sí, cierto es que hay temas buenos post-Black Album, pero no se pueden ni comparar con muchos de los temas aparecidos en su primera pentalogía.

Tampoco es oro todo lo que reluce. Sin ir más lejos, el disco que hoy nos ocupa tiene no pocos fallos y pegas, sobre todo en su producción, áspera e incluso pobre en ocasiones, que quizás desluce el sonido de lo que son algunas de las mejores composiciones de la banda, con esas baterías de lata y esas guitarras sin fuerza. De acuerdo, a los que nos gusta este disco todo esto nos puede importar hasta cierto punto, que tampoco es mucho, pero no se pueden ocultar casos flagrantes como lo que hacen con el bajo del por entonces nuevo bajista Jason Newsted, el cual...no se oye nada! (no en vano circulan remezclas por ahí llamadas ...And Justice for Jason).

También escucho cada vez más y más aceradas críticas hacia Kirk Hammett, tachándolo de pésimo guitarrista. Bueno, hagamos un poco de abogado del diablo. Hammett es un guitarrista muy limitado e incluso bastante mediocre en ocasiones, pese a todo lo que se dice de su adiestramiento por parte de Joe Satriani (que flaco favor le hace, pues no se parece en nada al resto de pupilos de Satch), pero es El Solista de Metallica y guste o no, sus solos son tan clásicos como las canciones a las que pertenecen, y no son pocos. Tampoco yo me considero un fanático total de Hammett pero sí es verdad que quizás en este album encontramos su mejor solo, el de la grandísima One.

Por otra parte, siempre me ha parecido muy sobrevalorado Lars Ulrich y ahí está, cuando para mi es un batería del montón pero claro, como en el fútbol, el mejor entrenador siempre es uno mismo.

Dejando aparte cotilleos y notas más negativas, creo que todos los afines al metal en general y a Metallica en particular, ya sean aficionados o fanáticos, convendrán en que ...And Justice for All es uno de sus mejores trabajos, con la crudeza y rabia propia de sus anteriores trabajos más el punto justo de sofisticación compositiva, con un mayor interés en las armonías entre James Hetfield y Kirk Hammett y patrones rítmicos más cambiantes y sincopados pero igual de contundentes.

Una de estas armonías de guitarras con cierto toque siniestro da comienzo al riff de Blackened, primer clásico y anticipo de lo que nos vamos a encontrar. Heavy Metal thrashero y sin descanso, acelerando más y más. A continuación, el tema que da nombre al disco y que, cómo no, basándose en el conocido juramento yanki, lanza un mensaje de una actualidad tan triste que seguro que ni en aquel 88 se imaginaban. Como mal menor, ganamos un genial tema como es este ...And Justice for All.

Otro temas sociales de los que ojalá pudiéramos hablar en pasado como son las trabas en la libertad de expresión y la crueldad de las guerras tienen cabida en este álbum en Eye of The Beholder y One respectivamente. En este caso, otros dos magníficos temas, un favorito entre los más acérrimos de la banda el primero y más universal el segundo. Sea como fuere, dos clásicos.

Basado en la novela Johnnie Cogió su Fusil (de genial adaptación cinematográfica), One presenta otra de las marcas de la casa de Metallica: alternancia entre partes lentas y limpias, estribillos duros y cambios de ritmo in crescendo donde se combinan los solos con los duetos de guitarra. Una fórmula muy propia de los californianos y que funciona sobremanera en este tema y tantos otros.

Se nota que tratamos temas delicados, pues la rabia no cesa conforme seguimos avanzando en este disco. Hetfield escupe The Shortest Straw, tema salvaje donde los haya, antes de que suelte otro disparo de recortada llamado Harvester of Sorrow. La marcha de los soldados de la Bruja del Oeste en clave metalera se funda con The Frayed Ends of Sanity y dejamos los problemas del exterior por los interiores, pues nos adentramos en los mundos de la paranoia y los conflictos de personalidad, con la furia como elemento conductor, tal y como muestran la larguísima To Live is To Die y un Dyers Eve rapidísimo y de mis preferidas del disco.

Un disco no solo para agitar la cabeza como un endemoniado sino para, por qué no, purgar por un rato todos estos problemas, tanto los de dentro como los de fuera. El rock, desgraciadamente, no tiene varitas mágicas pero, al final, no dudne que siempre será parte de la solución, jamás del problema.

Keep on rockin'!

METALLICA - ...AND JUSTICE FOR ALL


1. "Blackened"
2. "...And Justice for All"
3. "Eye of the Beholder"
4. "One"
5. "The Shortest Straw"
6. "Harvester of Sorrow"
7. "The Frayed Ends of Sanity"
8. "To Live Is to Die"
9. "Dyers Eve"

James Hetfield – lead vocals, rhythm guitar, harmony and acoustic guitars, second guitar solo on track 8
Lars Ulrich – drums
Kirk Hammett – lead guitar
Jason Newsted – bass, backing vocals

miércoles, 8 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXXVII): VENOM - BLACK METAL (1982)




A día de hoy se entiende el black metal como un subgénero algo (auto)marginal del metal de temática y estética oscura y siniestra, con gran tendencia al satanismo. Para un servidor es un estilo que por lo general me interesa muy poco y me parece algo risible incluso bastante en algunas ocasiones, y que no se me ofenda nadie. Claro que hay buenas bandas, no lo dudo, y más que buenas, pero no puedo evitar reirme ante tanto grupo de nombre impronunciable y compuesto por osos pandas furiosos llenos de clavos cantando sus alabanzas al Señor Oscuro Capullófeles, que reinará en su Trono de los Malditos rodeado de los cadaveres de infieles mientras todos beberemos la sangre de las Vírgenes Empaladas y tal y cual.

Por eso mismo, para mi Black Metal es el trabajo del que nos ocupa hoy: un magnífico y auténtico disco obra y gracia de una de las bandas más geniales surgidas de aquello llamado New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM), los simpar Venom.

Grupo considerado, precisamente, precursor y una de las mayores influencias de dicho género, algo que llego a entender pero que me parece algo exagerado, pues lejos del título que le dio nombre y las referencias satánicas no hay más similitudes mientras que por su formación de trio y su actitud macarra y cachonda (nada que ver con la seriedad nórdica con la que tratan estos asuntos) se me antojan más como una especie de reverso tenebroso de Motörhead (incluso tienen un líder bajista, cantante, autor y grandísimo personaje) pero bueno, de una manera u otra, la verdad es que adoro a Venom y este disco no dejaba de sonar en mi minicadena cuando tenía unos catorce años.

La portada en sí misma no nos lleva a engaño, dentro nos vamos a encontrar a demonios, brujas, infiernos, sacrificios, fuego y azufre...pero también mucho cachondeo. Admiro mucho a esos grupos que saben encontrar cierto límite en cuanto a tomarse en serio su propia fantasía y Venom salen con nota en ese aspecto, pues entre el grueso de temas de temática tan oscura, podemos encontrar una genial macarrada llamada Teacher's Pet, de mis preferidas del disco, la pajillera historia del niño que es seducido por una lasciva profesora, recurso fácil y barato del porno que Venom convierte en un grandísimo tema rockero y ciertamente muy punk (que bien habrían podido interpretar, como he dicho, Motörhead). En el corazón de todo metalero, entre tanta fantasía y tanto demonio, hay un pajillero y Venom lo grita a los cuatro vientos y sin tapujos.

Por descontado, la virtud de este disco radica en su sencillez. Cronos (bajo y voz), Mantas (guitarras) y Abaddon distan de ser virtuosos y ni falta que les hace para aporrear y berrear temas en torno a la necromancia (Raise The Dead), rituales oscuros (Sacrifice), advenimientos siniestros (Heaven's On Fire) y satanadas varias y muy divertidas: Leave Me In Hell, To Hell And Back, Don't Burn The Witch...todo con una producción tan chunga y cerda que, como no, nos encanta.

Por supuesto, dejo para el final dos clásicos de la banda y que me parecen dos estupendos temas: uno es, ni que decir tiene, el Black Metal que da nombre al disco. Toda una avalancha sónica para empezar el disco que alcanza su punto más álgido con el inmortal estribillo "Lay down your soul to the gods Rock'n'Roll!". Todo un himno made in Venom. El otro es ni más ni menos que Countess Bathory, un relato sobre la conocida y supuesta vampira aficionada a bañarse en sangre de vírgenes para mantener su juventud (imaginad que escribieran sobre los vampiros de ahora) construído sobre cuatro acordes y que como no podía ser menos, recuerdan algo levemente a los grandes maestros de lo oscuro, sus majestades Black Sabbath.

Mi viejo cassette TDK grabado y con la portada pintada dio lugar a la copia que tengo ahora, una edición especial que además incluye versiones en directo y más temas. Para mí, todo un clásico, divertido como pocos y muestrario de lo mejor de uno de los mejores grupos de su escena. Sean un poco malos y pásense al lado oscuro, que no se arrepentirán.

Keep on rockin'!

VENOM - BLACK METAL

1. "Black Metal"
2. "To Hell and Back"
3. "Buried Alive"
4. "Raise the Dead"
5. "Teachers' Pet"
6. "Leave Me in Hell"
7. "Sacrifice"
8. "Heaven's on Fire"
9. "Countess Bathory"
10. "Don't Burn the Witch"
11. "At War with Satan (preview)"

Cronos – bass guitar, vocals
Mantas – guitar
Abaddon – drums

martes, 7 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXXVI): JUDAS PRIEST - DEFENDERS OF THE FAITH (1984)




"¡No hablo de razones, hablo de fe!" era el argumento de mi amigo, al que llamaremos Mr.Hyundai, para defender a los Judas en una conversación algo acalorada (a decir verdad, toda conversación con Mr.Hyundai tiende a ser "algo acalorada" cuanto menos). A pesar de su empecinado argumento y su condición de judático sin remedio, tampoco faltaba a la verdad el buen hombre. Siempre he pensado que los buenos grupos de heavy metal se escuchan con el corazón y con las tripas y, en ese aspecto, Judas Priest ha sabido mejor que nadie llegar justo al centro más rápido que una bala. ¡Qué demonios! Es el grupo de metal espejo de todo aquel aficionado al género en mayor o menor grado.

Así pues, Defenders of the Faith es un disco que amén de cojonudo y fruto de una época de plenitud de la banda de Birmingham, es una obra que va a apelar a nuestros instintos melómanos más primarios sin pararnos en detalles: heavy metal de pata negra, alto en riffs y dobles solos y rico en gritos y alaridos metaleros.

A estas alturas poco vamos a decir de la banda: una sólida base rítmica con el sempiterno Ian Hill a las cuatro cuerdas, el polémico Dave Holland (anteriormente en Trapeze) a las baquetas por entonces y un espectacular monstruo guitarrero de cuatro manos llamado K.K. Downing y Glenn Tipton. A las voces, como no, una de las figuras más regias y majestuosas del metal: el señor Rob Halford. El título de Defensor de la Fe (Fidei Defensor) recayó en Inglaterra por primera vez sobre el rey Enrique VIII, no es casual por tanto que Rob Halford se apropie del título siendo como es todo un monarca metalero.

El sonido de este album continúa lo que empezó a fraguarse en British Steel y que ya cristalizó en Screaming for Vengeance, como nos muestra la acelerada y salvaje Freewheel Burning o como los Judas arrancan totalmente desbocados.

Los riffs pesados, contundentes y bastante macarras de magníficos clásicos como Jawbreaker y The Sentinel acompañan a la soberbia labor vocal de Halford, aguantando todo el rato su furia hasta que sabes que se va a desatar al animal. Por otra parte, también encontramos medios tiempos como en la gran Night Comes Down (con grandísimo trabajo melódico de Halford) o temas de corte más clásico como Rock Hard Ride Free y Some Heads Are Gonna Roll, también de gran categoría.

No nos podemos olvidar tampoco de un bombazo como Eat Me Alive, de temática cuasi-felatoria y que, como solía ser habitual por entonces, atrajo las atenciones e iras de la estirada Tipper Gore. Por otro lado, también encontramos otro clásico de la banda como es Love Bites, uno de los que , curiosamente, menos me gusta de la banda pues nunca me ha dicho gran cosa, francamente. La verdad es que no está mal, no es un mal tema, pero en mi opinión no tiene nada que hacer frente a otros de los muchos clásicos del grupo, algunos de los cuales en este mismo disco.

Un Heavy Duty a ritmo de bulldozer coronado con el cierre coral de Defenders of the Faith cierran este disco, concluyendo casi cuarenta minutos de altísimo nivel rockero.

Un imprescindible en la extensa y gran discografía de Judas Priest que además cuenta con una portada de lo más simpática, presentando al Metallian, criatura perteneciente a la mitología de los Judas. Y si aún tienen dudas, ya saben, es cuestión de dar un salto de fe.

Keep on rockin'!

JUDAS PRIEST - DEFENDERS OF THE FAITH


1. "Freewheel Burning"
2. "Jawbreaker"
3. "Rock Hard Ride Free"
4. "The Sentinel"
5. "Love Bites"
6. "Eat Me Alive"
7. "Some Heads Are Gonna Roll"
8. "Night Comes Down"
9. "Heavy Duty"
10. "Defenders of the Faith"

Rob Halford: Lead Vocals
Glenn Tipton: Lead Guitars
K.K. Downing: Lead Guitars
Ian Hill: Bass Guitar
Dave Holland: Drums

lunes, 6 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXXV): ROD STEWART - A NIGHT ON THE TOWN (1976)




El machotismo rockero bien entendido cristalizó en la figura del característico cock-rocker, abarcando una gran estirpe de rockeros de varias generaciones, desde Elvis a David Lee Roth, por citar algún ejemplo. Ahora bien, hay cock-rockers y luego está Rod Stewart, que parecía llevarlo en la sangre y elevarlo a otra categoría.

Así pues, como portador de la medalla de Gran Follarín de los bosques que siempre ha sido el amigo Rod, dejó un poco más de lado sus rockeras costumbres (arraigadas, como no, en The Faces) en beneficio de sonidos más sofisticados y elegantes (y que seguro que les encantaba a las chatis), como se ejemplifica en este A Night on the Town.

Ojo, pues pese a estos cambios y a una mayor comercialidad más que apreciable, no hablamos de un disco malo en absoluto. En su defensa, se me ocurren varios argumentos, uno, más personal, que es que me lo regalaron en un cumpleaños, bastante lejano ya, y le tengo cariño; el otro es más objetivo: echen un vistazo a los créditos y verán lo buen director que es el señor Stewart, con fichajes de la talla de Steve Cropper, Joe Walsh, Donald "Duck" Dunn, Leland Sklar, Al Jackson Jr...¡menuda orquesta!

El album en cuestión separa las canciones en una mitad o cara A lenta (Slow Half) y otra rápida (Fast Half). Como es de imaginar, la Slow Half muestra el Rod Stewart elegante del que hablábamos, todo un crooner rockero (últimamente crooner a secas, especialmente cansino con tanto Great American Songbook) con clásicos suyos como Tonight's The Night (con susurros cortesía de la guapísima Britt Ekland, señora de Stewart por entonces), una más que decente Fool For You, una grandísima y bien elaborada The Killing of Georgie y una rendición del The First Cut is the Deepest, de Cat Stevens, superior a la original para quien esto escribe.

Como no, la Fast Half recupera al Rod Stewart más clásico y, por tanto, está a la altura de todo buen paladar rockero. Aunque composiciones originales solo hay una, la genial The Balltrap, la genial voz rasposa del británico se hace dueña de los temas que interpreta, también clásicos como The Wild Side of Life, Big Bayou y Pretty Flamingo. Una mitad muy rockera, como hemos dicho, pero con grandes aportaciones de country y un Rod Stewart que parece estar pasándoselo muy bien, ergo nosotros también. Se escapa un poco de refilón el tema que cierra el disco, una lenta Trade Winds que Rod canta de manera delicada y que termina el album con la misma sutileza con la que lo empieza.

Quizás sea un disco más propio para incondicionales del cantante, pero igualmente recomendable para el que quiera escuchar a Stewart en registros diferentes (antes de que se desmadrara con el discotequeo y los sonidos más pastelosos). A mi francamente me encanta no solo por tener una de las mejores y más personales voces del rock, sino por saber cumplir sobresalientemente con lo que mejor se le da, ser un salvaje cuando toca ser rockero y un señor cuando no.

Keep on rockin'!

ROD STEWART - A NIGHT ON THE TOWN

1. Tonight's the Night (Gonna Be Alright)
2. The First Cut Is the Deepest
3. Fool For You
4. The Killing of Georgie (Part I and II)
5. The Balltrap
6. Pretty Flamingo
7. Big Bayou
8. The Wild Side of Life
9. Trade Winds

Bass: Donald Dunn, Bob Glaub, David Hood, Willie Weeks, Lee Sklar
Guitars: Steve Cropper, Willie Weeks, Joe Walsh, J. Davis, David Lindley, Fred Tackett
Keyboards: John Jarvis, David Foster, Barry Beckett, J. Smith
Drums: Roger Hawkins, Andy Newmark, Al Jackson
Percussion: Tommy Vig, Joe Lala
String Arrangements: Jimmy Horowitz, Mel Lewis, Arif Mardin
Horns: Tower of Power horn section
Tenor saxophone solos: Jerry Jumonville, Plas Johnson

viernes, 3 de febrero de 2012

EN TECHNICOLOR: GARY MOORE & FRIENDS: ONE NIGHT IN DUBLIN - A TRIBUTE TO PHIL LYNOTT




Hace un par de años, los Reyes Magos tuvieron a bien dejarme como regalo en la base de operaciones de Miss Marvel este dvd. Todavía sigo sin saber si fui uno rockero bueno o si los engañé de maravilla pero se portaron estupendamente, vaya que sí.

Este concierto parte de la idea de homenajear al tristemente desaparecido Phil Lynott en lo que hubiera sido su 56 cumpleaños por parte del no menos añorado Gary Moore, repasando algunos clásicos de Thin Lizzy, y esto lo hace acompañado de grandes nombres que pasaron por la banda. Hasta ahí, más que suficiente para cualquier fan de la banda.

Y, en efecto, cumple con creces. Gary Moore hace un grandísimo homenaje, muy bien organizado y que recupera toda la esencia de Thin Lizzy (esencia que Scott Gorham parece empeñado en destruir ahora, pero eso es otra historia) partiendo de un núcleo formado por él mismo, Brian Downey, eterno batería de la banda irlandesa, y el bajista Johnathan Noyce, quien estuvo bastantes años en Jethro Tull (y que afortunadamente pude ver en directo hace sus buenos años ya). A partir de aquí, seremos testigos de todo un desfile de hachas que se irán pasando por el escenario para presentar sus respetos al Wild One.

El concierto arranca con Gary Moore como único guitarrista y atacando su clásico bluesero Walking By Myself para, acto seguido, entrar a saco en materia de Thin Lizzy con las grandes Jailbreak y Don't Believe a Word, empezando con su versión lenta para terminar con una acelerada. Siempre se dijo que Moore era la mente pensante de entre los guitarristas de la banda, pues ayudaba a los demás a tocar sus solos e incluso los grababa él mismo (mayormente, cuando Robertson o Gorham estaban muy ciegos o colocados como para tocar), la verdad es que es posible de creer ya que se le ve controlando cada canción al detalle.

Esto es así, sobre todo, cuando hace aparición Brian Robertson, parte de la formación más clásica y que interpreta junto a la banda dos temazos como Emerald y Still In Love With You. Qué duda cabe de que Robertson es un magnífico guitarrista pero, ay, quizás no debió pimplarse un par de carajillos antes de salir pues comete equivocaciones, falla en los dobletes (grandísimo pecado si hablamos de Thin Lizzy) y, en ocasiones, se encuentra totalmente perdido.

Todo lo contrario ocurre cuando entra al terreno el señor Scott Gorham, que además de entenderse con Moore a las mil maravillas, atacan tres señores temazos como son Black Rose, Cowboy Song (aullidos del público incluidos, por supuesto) y The Boys Are Back In Town a la perfección. Muy probablemente, de lo mejor del concierto.

Poco se ha sabido de la trayectoria de Eric Bell tras su salida de la banda. Gran acierto, como no, llamarlo para que interprete el clásico más grande que jamás llegara a grabar: Whiskey In The Jar. Es gracioso el Bell, muy envejecido y con unas pintas muy estrafalarias, pero que toca el himno con un señorío y una clase superiores. Una vez terminado su tema, se retira discretamente para que Gary cierre el acto, una vez más en solitario, con un fragmento del tema que escribiera Phil, Old Town (qué daño hicieron los Corrs...) y el inevitable Parisienne Walkways como broche de oro.

En definitiva, es un concierto bastante discreto, de poco más de hora y media y que se vende solo pues no hace falta ser un incondicional de Thin Lizzy para disfrutarlo aunque, por supuesto, ayuda. Encima, un servidor tiene debilidad con la isla esmeralda, que también es algo que tengo presente.

Sea como fuere, arovechen este frío polar para sustituir la habitual siesta post-almuerzo con un visionado de este concierto mientras degustan un whiskazo, recordando a dos grandes que ya no están con nosotros y una banda que desapareció.

Keep on rockin'!

jueves, 2 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXXIV): SAXON - WHEELS OF STEEL (1980)




Parece ser que en algunas culturas occidentales se considera que uno se convierte en hombre al sacarse el carnet de conducir. Y en esas ando yo, preparándome para esa suerte de ritual de paso a la madurez, a punto de ponerme a los mandos cual Max Rockatansky de un armatoste con ruedas. Por ello, he decidido tirar hoy de un disco que también tiene ruedas. De acero, concretamente.

Curioso caso el de Saxon, una de las bandas más geniales de heavy metal de la historia, coetáneos de vacas sagradas como Iron Maiden, Judas Priest, Motörhead, etc. pero siempre relegada a un papel de segundón, siendo carne de festival, donde aparecen casi siempre como mid-carters. Parece ser que en este gran hormiguero del heavy metal tiene que haber hormigas reinas y otras obreras como estos currantes sajones que siguen en la palestra año tras año. Una injusticia, probablemente, pero estos senderos del Dios Rock son inescrutables.

Aún así, todo amante del rock más duro seguro que tiene un hueco en el corazón reservado a Saxon e incluso un lugar más especial para su magnífico segundo disco, que es el que nos ocupa hoy.

Wheels of Steel es un disco de heavy metal p-e-r-f-e-c-t-o. Y lo digo así de claro. Hablamos de un disco hecho con mucho arrojo, mucha actitud y muchas tripas; empezando por uno de los comienzos más adrenalínicos de la historia del rock como es Motorcycle Man y terminando con una furiosa Machine Gun tenemos una colección de nueve temas donde no sobra ni falta ni una nota. Lo que no se puede describir es el conjunto de sensaciones que este disco provoca: cabecear, apretar los dientes, altercar...no es ningún misterio que Saxon sean una de las mejores bandas en directo que han visto los ojos de un servidor.

A los temas ya mencionados añadimos todo un arsenal de rock salvaje y macarra con Stand Up And Be Counted, Freeway Mad, Street Fighting Man y See The Light Shining que complementan a las más conocidas y ya clásicos de la banda como la soberbia y de poderoso riff 747 (Strangers in The Night), una pequeña joya muy reivindicada por los más fieles, entre los que me incluyo como Suzie Hold On (de corte más pausado y de historia bastante triste pero muy sincera) y, como no, el tema que da nombre al disco, Wheels of Steel, otro riff inmortal propio de un himno no solo de Saxon sino del heavy metal.

A la cabeza de su formación más clásica, que por supuesto hacen un trabajo magnífico, tenemos a uno de los mejores frontmen del rock, el señor Peter "Biff" Byford. No tendrá la mejor voz de entre sus colegas de profesión ni entonces ni ahora, pero a carisma y estilo no hay quien le moje la oreja, permitiendo reconocer un tema de Saxon lo escuches donde lo escuches. Por lo pronto, su trabajo tanto aquí como en tantos otros discos es de sobresaliente. Es, al igual que los propios Saxon, un elemento quizás demasiado desapercibido entre muchas "cabezas visibles" pero, sin duda, imprescindibles.

Si no me han detenido por atropellos múltiples y masivos, seguiremos hablando de música otro día. Por si acaso dejaremos aparcadas las ruedas de acero no vaya a volverme un salvaje de la carretera. Aprovechen ustedes y disfruten de una obra maestra de ayer, hoy y siempre, imprescindible para todo buen rockero.

Keep on rockin'!

SAXON - WHEELS OF STEEL

1. Motorcycle Man
2. Stand Up and Be Counted
3. 747 (Strangers in the Night)
4. Wheels of Steel
5. Freeway Mad
6. See the Light Shining
7. Street Fighting Gang
8. Suzie Hold On
9. Machine Gun

Biff Byford - vocals
Graham Oliver - guitar
Paul Quinn - guitar
Steve Dawson - bass
Pete Gill - drums

miércoles, 1 de febrero de 2012

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXXIII): THE BLACK CROWES - SHAKE YOUR MONEY MAKER (1990)




Estos días ando muy stoniano, completando su discografía, trabajando con ellos de fondo e incluso "tocando" con ellos cuando tengo un rato para coger la guitarra un rato. Tanto es así que no me extrañaría que cualquier día Mick Jagger pare el disco para gritarme "Bloody hell, Lolo! Give us a fuckin' rest, will ya?".

Pero no vamos a hablar hoy de los Stones (puedes descansar tranquilo, Mick). Treinta y pocas entradas de Discos tirados por ahí no me parecen suficientes para repetir grupos de los que hemos hablado (aunque hablaremos más en el futuro, por Crom que sí). En su lugar, vamos a hablar de algunos de sus retoños y/o alumnos aventajados, como es el caso de los Black Crowes, grupo de trayectoria quizás algo irregular pero de inmejorable comienzo con este Shake Your Money Maker.

La herencia de los británicos es innegable, algo que lejos de ser un obstáculo sino más bien todo lo contrario, es un interesante punto de partida para un grupo que se propuso estrenar la década de los 90 con este sonido añejo y clásico que, a fe mía, fue espejo de posteriores revivalistas tanto los más puristas como los más alternativos. Claro que no son los primeros en recuperar a los Stones (tampoco me quiero olvidar de los Faces, que también han calado lo suyo entre los Black Crowes), pero sí que han sabido capturar su esencia y hacerla propia como pocas bandas han hecho.

Precisamente, es posible ver cierto paralelismo entre el binomio Jagger/Richards y los hermanos Chris y Rich Robinson, líderes de la banda y compositores de los temas, cantante y guitarrista, respectivamente.

Chris quizás sea uno de los cantantes más carismáticos de esa época, una auténtica voz rockera sin nada que añadirle o restarle, con un registro adecuado y feeling a raudales en unos temas que le vienen como anillo al dedo. Temas, obviamente, marcados por la presencia guitarrera de Rich, quien sabiéndose al dedillo las lecciones de Keith, Mick Taylor y Ronnie Wood, tiene siempre las rítmicas y el riff adecuado para cada corte de este disco con una precisión milimétrica pero sin perder un ápice de actitud, por no mencionar los maravillosos solos que nos regala como, por ejemplo, en la magnífica y ya tan clásica como la original Hard to Handle, de Otis Redding.

Siempre da gusto echarse a las orejas un disco en con tanta fluidez y naturalidad que nos recuerda que por encima de una obra cuidada al detalle es puro rock'n'roll de calidad. Ahí tienen ustedes piezas rockeras de alto nivel como Jealous Again, Twice as Hard, Could I've Been So Blind, el tremendísimo trabajo de Chris en She Talks to Angels, la contundencia de Sister Luck, y los retazos de soul solemnes en Seeing Things y llenos de energía en Stare It Cold.

Para rematar la faena, esos fantásticos teclados a lo Ian Stewart que se pueden escuchar a lo largo del disco corren a cargo de Chuck Leavell, a quien ya escuchamos con Allman Brothers Band, Gov't Mule y, como no, los propios Rolling Stones.

Únicamente puedo terminar mi apreciación sobre este disco con un topicazo enorme pero inevitable que acuñaran los maestros: It's Only Rock'n'Roll (But I Like It).

Keep on rockin'!

THE BLACK CROWES - SHAKE YOUR MONEY MAKER

Twice As Hard
Jealous Again
Sister Luck
Could I've Been So Blind
Seeing Things
Hard to Handle
Thick n' Thin
She Talks to Angels
Struttin' Blues
Stare It Cold
Live Too Fast Blues/Mercy, Sweet Moan(unlisted track)

Bonus tracks

Don't Wake Me
She Talks to Angels (Acoustic)

Chris Robinson – vocals
Rich Robinson – guitar
Jeff Cease – guitar
Johnny Colt – bass guitar
Steve Gorman – drums