Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

jueves, 27 de octubre de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XXI): MOTÖRHEAD - ACE OF SPADES (1980)




Dudo que el mundo estuviera preparado la primera vez que sonó ese riff de bajo y esa voz bourbonizada y visceral empezara con If you like to gamble, I tell you I'm your man...

Vale, tras tres discos ya se sabía por donde iban los tiros (confirmado en este disco: por la espalda), pero el ostión a mano abierta y el posterior escupitajo en la cara una vez tirado en el suelo viene con Ace of Spades, toda una obra maestra de los Motörhead, arrogantes y canallescos, dirigidos por una mezcla de coronel de las SS sacado de un comic y de villano de spaghetti western a lo Klaus Kinski. Sir Lemmy Kilmister, of course.

Esta última comparación no es fortuita, ahí tienen homenajes al spaghetti western, género que hace las delicias de quien esto escribe, en la portada y en el guarrísimo y estupendo tema Shoot You in the Back. Añado más, si Ace of Spades fuera una película, sería un spaghetti western en la onda de Django, de Sergio Corbucci (Seguro que los propios Motörhead considerarían a Sergio Leone demasiado sutil para ellos). Botas polvorientas, whiskey barato, rudeza a raudales y miradas de mala ostia.

Dejando las abstracciones melómano-cinéfilas, Ace of Spades es rock acelerado, sucio, brutal y, ya saben, everything louder than everything else. El reverso tenebroso de Chuck Berry.

A las declaraciones de principios marca de la casa como la propia Ace of Spades ('nuff said), Love Me Like a Reptile (you're a murder in disguise, black mamba, murderer disguised), la atrayente y cautivadora Live to Win, pura violencia en Bite The Bullet, Fast and Loose y una de esas geniales declaraciones de amor macarra made in Lemmy llamada The Chase is Better than The Catch, tenemos que añadir otras joyas como esa oda al salvajismo de la vida del roadie, que es la suya propia en (We Are) The Road Crew y, como hemos dicho, Shoot You in the Back, el spaghetti western hecho rock'n'roll (¿acaso ha dejado de serlo, al fin y al cabo?).

Tres bestias pardas llamadas Lemmy Kilmister, "Philthy Animal" Taylor y Eddie "Fast" Clarke se bastan y se sobran para volverte del revés y ponerte a dar cabezazos o, si estás ocupado con otra cosa, echarle un poco de energía al asunto.

Ace of Spades, best served with whiskey.

Keep on rockin'!

(LINK AQUÍ, hijos de mil padres)

martes, 25 de octubre de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XX): AC/DC - LET THERE BE ROCK (1977)




Hoy me he propuesto hablar de esta delicia sonora por dos razones: una porque ya tocaba hablar de AC/DC, pues aunque la lista de espera es, además de caótica, enorme, uno ha de amar a AC/DC sobre todas las cosas. Mandamiento que sus fieles acólitos defendemos después de que Bon Scott vestido de sacerdote predicara aquello de "Que se haga el Rock", amén de demás versos y versículos, textos y "textículos".

Por lo tanto, esta declaración de principios de tan bíblico nombre constituye uno de los mejores evangelios del Antiguo Testamento de AC/DC, aquel que nos habla de un dragón de lengua plateada de la Babilonia escocesa-australiana llamado Bon Scott, aquel que no erró en ninguno de sus discos y que los dotó de gran calidad, de la mano de sus apóstoles, que incluían a una presencia oscura ataviada como un infante, de divinidad tan grande como la de Scott llamado Angus Young, que predicaba con una Gibson SG y su insigne hermano y maestro riffista Malcolm.

Y en verdad os digo, hermanos, que no hay mayor gloria que la de un buen disco de esta banda de las antídodas. Y como los dioses del Rock vieron que eran buenos, no fueron pocos.

Let There Be Rock es un compendio de himnos de tres acordes, macarreo ingenioso y mucho, mucho rock'n'roll. Ante la presencia de los clásicos eternos Whole Lotta Rosie (parábola de cuanto aconteció a nuestro bienamado Bon tentado por una voluminosa mujer de apetito sexual comparable con su corpulencia), Hell Ain't a Bad Place To Be (...y de la frente de Angus surgieron unos cuernos, hermanos!) y la propia Let There Be Rock; añadimos otro elenco de clásicos, no tanto de cara a la galería pero sí para el que profesa la fe: hablo de Dog Eat Dog, Bad Boy Boogie, Problem Child...en resúmen, como tanto le gusta decir a Malcolm Young y a servidor añadir como coletilla: "a los chavales les encanta".

Discazo ejemplar de unos años magníficos para la banda y que parecen escritos para ser disfrutados en directo (vaya que sí!). Por supuesto, cualquier momento es bueno para casa.

Y a todo esto...¿la segunda razón? Pues que desgraciadamente, el título de "Discos que tengo tirados por ahí" es más cierto que nunca en esta ocasión y no lo encuentro por más que pongo patas abajo la leonera de mi sancta sanctorum personal donde guardo (como buenamente puedo) mis discos. Oremos a Bon para que me perdone la herejía.

Y, en esta ocasión, latigazos para Spotify por blasfemo y no incluir a AC/DC en su catálogo.

Keep on rockin', hermanos!

jueves, 20 de octubre de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XIX): LYNYRD SKYNYRD - (Pronounced 'Lĕh-'nérd 'Skin-'nérd) (1973)




Otro triste aniversario el del día de hoy, cuando en 1977 ocurriría el fatal accidente que acabaría con las vidas de Ronnie Van Zant, Steve y Cassie Gaines y que marcaría de por vida a los supervivientes de esa gran banda con nombre de profesor de gimnasia y compleja pronunciación.

Tan fonético y aclaratorio nombre sirvió como título de uno de los discos más grandes de la historia en general y del rock sureño en particular, a mi juicio y al de mis orejas. Tampoco es una afirmación baladí: una de las propuestas de rock sureño más sólidas y auténticas del género, con tres grandes guitarras que suenan a tres guitarras (no como otros que hoy en día meten guitarras que parece que están solo para figurar, como si fuera una tuna rockera) y una buena producción a cargo de Al Kooper (Blood, Sweat & Tears).

Ahora bien, pese a la gran y excelente presencia guitarrera del disco, no se resume a riffs y a solos. Es un disco de temas y bien grandes, donde los Lynyrd Skynyrd sientan cátedra y desarrollan un estilo totalmente propio e intransferible.

En la más auténtica tradición sureña, sus temas son canciones con historias, bien sean melancólicas y de temática más inocente como Simple Man (todo un señor temazo con su combinación de frases de arpegios, estribillo contundente y solos desgarrados) y Tuesday's Gone (otra que tal baila...), bien macarras como la cachonda Gimme Three Steps (de como huir de una pelea de bar cuando hay alcohol, pistolas y mujeres por medio), la más reivindicativa Things Goin' On y la borrachuza y una de mis favoritas Poison Whiskey.

Claro que, como se pueden imaginar, en este disco hay un tema-catedral que, sin desmerecer tan cojonudo puñado de temas, se alza por encima quizás haciendo algo de sombra...sí, hablamos de Free Bird.

Hablar de Free Bird y calificarlo como hito del rock no es abusar del término y es mucho más que un cliché. Este homenaje al desaparecido Duane Allman es una apoteosis de celestiales estrofas al compás de mellotron y acústica que da paso a la avalancha de rock sureño más brutal que jamás haya arroyado a alguien: Allen Collins y Gary Rossington arrasan con todo con una de las combinaciones de solos más magníficas de la historia para firmar así una obra maestra de poco más de nueve minutos donde no sobra ni falta un solo segundo.

En resumen: toda una parrafada para realmente contar muy poco. Es un disco para escuchar con todos los sentidos y muchas, muchas tripas.

Keep on rockin'!

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martes, 18 de octubre de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XVIII): THIN LIZZY - THUNDER AND LIGHTNING (1983)




Ayer fue día de vuelta a mi curro habitual (mientras lo sea, claro), cosa que no es traumática ni mucho menos pero que me brinda la excusa de hablar hoy del Thunder And Lightning de Thin Lizzy por dos motivos personales.

El primero es por el propio grupo. Uno de mis preferidos desde que los descubrí pero que se convirtió para mi en un grupo especial, más aún si cabe, tras haber pasado uno de los mejores años de mi vida en Irlanda. Allí, todo me recordaba a Phil Lynott y compañía y ahora Thin Lizzy siempre me recuerda a Irlanda. Así pues, me siento vinculado por siempre a Thin Lizzy.

El otro motivo concierne a este disco. Pese a que la primera regla de oro de este blog era que no tengo la intención de hacer rankings, muy probablemente este sería el nº1 en la lista de "discos para escuchar tras un día de curro, duro o no, y tomarte una birra mientras".

¿Pero qué tiene Thunder And Lightning? Pues es un disco muy rockero y muy duro pero con un gran poso de melancolia latente, fiel reflejo de Lynott en el 83; malos tiempos para el Rocker donde solo quedaba hacer lo que mejor se le daba: componer, escribir y sacar discazos.

Así pues, esos temas tan tristes como puede ser The Sun Goes Down quedan enterrados en una montaña rockera de grandes temas con el aroma de siempre de la banda, sus geniales melodías y sus soberbias armonías de guitarras. En este caso, con un nuevo hacha en la oficina: el grandioso y nunca lo suficientemente reconocido John Sykes (sustituyendo a Snowy White quien, a su vez, sustituía a un clásico como Robbo Robertson). Sykes supo darle un toque de dureza al grupo al que no estaban acostumbrados ni sus fieles ni ellos mismos, eso se puede ver en sus magníficos solos, de los que destacaríamos el de Cold Sweat, probablemente el mejor que realizó con esta banda.

Y para mejorar más aún la cosa, resulta que se lleva a las mil maravillas con Scott Gorham formando lo que es condición sine qua non para Thin Lizzy: el dúo guitarrero.
A esto también ayuda, hay que reconocerlo, la gran producción que lleva a cabo Chris Tsangarides, todo un experto comabtiendo en estas lides.

El soberbio y enérgico comienzo de la gran Thunder and Lightning es toda una declaración de intenciones de la que nos va a caer encima: This is The One, The Holy War, Cold Sweat, Someday She's Going to Hit Back, Baby Please Don't Go, Heart Attack...ya decían Whitesnake (curiosamente con Sykes a bordo) que "nadie ve tus lágrimas cuando lloras bajo la lluvia", Thin Lizzy y el orgullo de Lynott añaden encima truenos y centellas, quizás para que no le veamos.

Quizás el canto de cisne de una gran banda, que no volvió a grabar en estudio y que ha ido cayendo en decadencia con sus constantes movidas. No lo dejen pasar.

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Keep on rockin'!

sábado, 15 de octubre de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XVII): BLACK SABBATH - SABBATH BLOODY SABBATH (1973)




Otra indipensable banda, tanto para el rock en su totalidad como para quien esto escribe, surgida del corazón de las Midlands, más concretamente de la industrial y rockera Birmimgham. Ríos de tinta y pixels podríamos escribir sobre los Sabbath y sus distintas etapas pero yo opino firmemente que si bien toda su trayectoria, cambios de formación incluidos, está marcada por una multitud de aciertos y escasez de errores, su formación más auténtica es la original: Ozzy Osbourne, Tony Iommi, Bill Ward y Geezer Butler. No vayamos a empezar con las rivalidades absurdas de siempre y demás chorradas, los Black Sabbath que se hicieron un nombre como tal fueron estos cuatro tíos, a años luz de los experimentos televisivos y chorradas de toda índole de su peculiar cantante.

Con innovaciones sonoras que irían in crescendo impulsadas por Tony Iommi y tras concebirlo en un tenebroso castillo inglés, salió a la luz el quinto trabajo de nuestros cuatro brummies. Un disco que, partiendo del sonido Sabbath que ya popularizaran en sus trabajos anteriores, con sus riffs oscuros, pesados y contundentes puramente sabbathianos en A National Acrobat (que narra la curiosa historia de la fortuna que tiene un espermatozoide frente a sus millones de compañeros que se quedan en el camino), Killing Yourself to Live (historia de Geezer sobre sus vicisitudes alcohólicas y narcóticas que, no obstante, fue motivo de inspiración para este disco), el experimento con sintetizadores de Who Are You?, la marchosa Looking For Today (con gran trabajo de Ozzy y que me recuerda a lo que serían unos Beatles oscuros y de Birmingham) y la magistral y solemne Sabbath Bloody Sabbath que bautiza el album.

La dirección musical del disco a cargo de Tony Iommi es simplemente magnífica. Considerado desde siempre como el talento del grupo, aquí no solo saca un muestrario de riffs y solos con multitud de recursos sino que se desmarca con unas composiciones dignas de admiración: la tranquila y simpática instrumental Fluff, el salvaje rock duro y bluesero de Sabbra Cadabra (con Rick Wakeman invitado!) y el barroquismo de Spiral Architect. Por supuesto, sin desmerecer nunca la labor de unos Geezer, Bill y Ozzy sobresalientes en todo momento.

Quizás el mejor disco en términos de equilibrio entre sonido y canciones de calidad de la formación clásica (antes de que un factor siguiera aumentando en detrimento del otro en el futuro) y favorito de muchos (entre los que me incluyo), pues ha sido ampliamente versionado por grandes que admiten haber crecido con este disco. Como siempre, mi consejo es que sigan el mismo camino y recojan su pasaporte a las tinieblas aquí mismo.

Keep on rockin'!

PD: Ah! y se me olvidaba mencionar la cojonudísima portada realizada por el grandísimo Drew Struzan!

jueves, 13 de octubre de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XVI): DEEP PURPLE - MACHINE HEAD (1972)




Tras un divertido viaje que me ha llevado a través de ciudades como Leicester y Nottingham, hoy vamos a hablar del grupo/saga/dinastía rockera de dos de sus más notables nativos respectivamente: Jon Lord y Ian Paice. Esta pésima excusa y un gran fanatismo por mi parte son las razones, claro está.

Como lleva ocurriendo en este blog, a la hora de abordar uno de mis grupos preferidos por primera vez (y creedme, son muchos), prefiero pecar de previsible y disparar con bala empezando por su material más emblemático (siempre que coincida con esta afirmación y lo tenga "tirado por ahí", claro). Ya habrá tiempo para material más discreto, rarezas e incluso bizarradas.

Por eso y porque siempre que piense en Deep Purple se me vendrá a la cabeza su formación más clásica (Mark II: la alineación más auténticamente purpleiana en mi opinión) y su magnífico Machine Head.

Podría y puedo enumerar todo un sinfín de virtudes de las que este disco puede presumir: la genial selección de temas, su rock salvaje y frenético (Space Truckin') junto con el blues más funky (Maybe I'm a Leo) y el más macarra (Never Before), hecatombes de virtuosismo instrumental (Lazy) y temas que, sin tener la trascendencia de otros más sonados, son genialidades con la marca de la casa como la gran Pictures of Home (por otra parte comprensible si vemos la cantidad de temas de este disco que o bien han sido singles o versionadas por multitud de bandas posteriores).

Recalco lo de marca de la casa pues, en definitiva, en este disco encontramos lo mejor de la banda y todo aquello que les hizo grandes: los duelos de guitarra y teclado del binomio Blackmore/Lord, sobresalientes como siempre, el enorme trabajo de Ian Paice y Roger Glover y quizás el momento más álgido en la carrera de Ian Gillan, dando lo mejor de sí mismo.

Pero para mi, mis motivos son otros. Este disco es tan especial para mi por un motivo llamado Highway Star. Un temón em mayúsculas y letras de neón que lo tiene absolutamente todo.

Sin este tema, creo que nunca habría tenido tantas ganas de tocar la guitarra como cuando escuché aquel magnífico solo de Blackmore hace ya unos años...recuerdo pasarme horas y horas con un vinilo recopilatorio que me pasaron y una guitarra española, volviendo la aguja atrás para repetir el solo una y otra vez hasta que lo aprendiera. Gracias, Richie!

Con romanticismo o no, les invito, como es costumbre, a que disfruten de este discazo y encuentren sus motivos para apreciarlo, si es que no lo hacen ya. Sirvanse.

...ah! este disco es el de Smoke on the Water. Igual les suena.

Keep on rockin'!

martes, 4 de octubre de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (XV): JANIS JOPLIN - PEARL (1971)




Tal día como hoy, hace 40 años, la gran Dama del Rock dejó este mundo tras una sobredosis de heroina y tristeza, apenas 3 días después de grabar en una única toma Mercedes Benz a cappella.

Este tema y otros, en compañía de la Full Tilt Boogie Band, compondrían a modo de testamento este Pearl publicado tres meses después de su muerte. Menos salvaje y psicodélico que sus anteriores trabajos con Big Brother and the Holding Company y Kozmic Blues Band pero sin dejar de ser un excelente muestrario de las muchas virtudes de Lady Janis, transmitiendo como ella sabía hacer la tristeza del blues, la energía del rock, la pasión del soul y la nostalgia del country a través de himnos como Cry Baby, A Woman Left Lonely y, como no, la magistral Me and Bobby McGee, todo un himno.

No obstante, es un disco inacabado, como podemos ver en el instrumental Buried Alive in the Blues, pues no pudo llegar a grabar las voces. Es este disco, por lo tanto, un punto final que tenía que ser seguido.

Janis se despidió de nosotros con un sonriente rostro, que no su espíritu, descansando en un sillón victoriano. Salgan a darle el encuentro que se merece, por lo menos en este día. Aunque sea aquí mismo.

Keep on rockin'!