Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

lunes, 29 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (VII): CREEDENCE CLEARWATER REVIVAL - COSMO'S FACTORY (1970)



Una de mis películas preferidas es y siempre será El Gran Lebowski. Entre otras razones porque nunca he podido apartar los ojos de esa simpática escena en la que El Nota va conduciendo su destartalado coche con un brazo fuera y Lookin' Out My Back Door marcando el ritmo no solo de la travesía sino de su propia vida. Tanto me gustó esa escena que aprendí del Nota (entre otras cosas) que a pesar de tanta movida se puede ser feliz solo con la Creedence...o simplemente ser feliz porque hay Creedence Clearwater Revival. También me quedó claro que el día que me saque el carnet esta será la primera canción que suene en el vehículo que conduzca, pero eso es otra historia.

Sin duda, lo que más tenemos en común el personaje de Jeff Bridges y yo es nuestro amor por este disco tan buenrollero y divertido cuyo nombre viene del local de ensayo de CCR y las quejas de su batería, Cosmo Clifford, ante la costumbre de fumar compulsivamente de sus colegas ("este local parece una fábrica!!").

En este trabajo John Fogerty y su clan van adelante con todo y no se cortan por nada a la hora de tocar todos los palos, versiones incluidas. Quizás estaba en el propio espíritu de la Creedence, que se han convertido por derecho en banda sonora tanto de la tradición sureña más arraigada como del hippismo más romántico.

No en vano, hay un recorrido desde la alegre y country Lookin' Out... hasta temas melancólicos y antibelicistas como Who'll Stop The Rain? pasando por un buen puñado de variopintas versiones, como el clásico del soul de Smokey Robinson y Marvin Gaye (y varios más) Heard It Through The Grapevine, el viejo blues del Delta My Baby Left Me (que popularizara Elvis) y las rendiciones a Roy Orbison (Ooby Dooby) y Bo Diddley (Before You Accuse Me). Como ven, no se casan con nadie y tienen para contentar a todos.

Por supuesto, el resto del disco no desmerece sino todo lo contrario: clásicos de la banda como la lisérgica Run Through The Jungle y enérgicos y soberbios temazos como Up Around The Bend, Ramble Tamble y Travelin' Band no hacen más que colocar a la banda en todo lo alto, firmando, en definitiva, todo un discazo que uno puede llevarse a las orejas.

Antes de que septiembre les engulla, vayan empapándose de la actitud de estos caballeros sureños y seguro que todo va a ir sobre ruedas. Tomen ejemplo del Nota (y todos sabemos ya que El Nota aguanta).





Keep on rockin'!

sábado, 20 de agosto de 2011

EN TECHNICOLOR: WE LOVE THE 80'S




Tras muchas charlas sobre el mismo tema con un amigo enamorado de las mallas, la laca y los teclados Casio se me ocurrió la poco original y nueva pero muy divertida idea de hacer mi propia compilación de temas de pelis ochenteras cual si fuera mi admirado Rob Fleming.

Creo que hay de todo: temas muy predecibles pero que no podía dejar atrás, alguna que otra horterada electrónica, alguna marcianada por ahí y mucho AOR, que siempre mola.

Eso sí, de entrada comentar que por los límites de Spotify no he podido incluir el Nowhere Fast original de Fire Inc. ni temas como Winner Takes It All de Sammy Hagar o Reach Out de Cheap Trick, como me hubiera gustado.

Para escucharla solo necesitan disponer de Spotify y hacer clic aquí mismo.

...y, cómo no, no duden en hacer sus sugerencias si así lo consideran!

viernes, 19 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (VI): DIO - HOLY DIVER (1983)




Hay que ver, Ronnie. Podré perdonarte que sacaras cosas mediocres como el Magica aquel, o que no me dejaras celebrar la victoria liguera del Barça el día aquel, pero me costará perdonarte que te fueras de este mundo sin dejarme verte, cosa que sentí muchísimo. Sin duda, ninguno de nosotros, aficionados y fans, podíamos preveer un final tan abrupto a una trayectoria que incluía capítulos tan brillantes como Rainbow y Black Sabbath. Dio era más grande que la propia vida, no necesitó de modas para estar siempre ahí en el candelero, bien sonando en cualquier equipo de música o haciendo nuevas cosas, pues casi podría decirse que murió en el escenario.

Pero no vamos a escribir otro de los miles de panegíricos que hay escritos, y mejores, hacia su figura; hoy hablamos de su primer y genial trabajo en solitario (más o menos, Ronnie siempre consideró Dio como una banda), Holy Diver, un imprescindible del metal al que le tengo muchísimo cariño desde que me lo comprara por mi cumpleaños hace ya sus buenos años por 1.200 pesetas.

Holy Diver es un disco que no se anda con rodeos y va directo a la yugular y demás visceras. Después de haber trabajado con Blackmore y compañía, parece que Ronnie no era amigo de complicar las cosas y despegó en su primer vuelo en solitario con una formación básica pero eficiente y unos temas elegidos con buen tino.

Precisamente, la labor de director de orquesta de Dio es uno de los mejores puntos, no solo por elegir a sus antiguos camaradas de armas y ya veteranos Jimmy Bain y Vinnie Appice al bajo y a la batería respectivamente y a un joven Vivian Campbell a las seis cuerdas, sino que supo exprimirlos como nadie (en el caso de Campbell, nunca le he oído sonar mejor en su vida). Ojo que no solo actúan de acompañamiento, sino que participan activamente en la composición de los temas, incrementando esa sensación de grupo que tanto le debía gustar a RJD y que tan bien le funciona.

Respecto a los cortes del disco, ya hemos dicho que la banda aboga por lo directo y, aparentemente, sencillo. Tanto es así que los 9 temas que componen el disco podrían ser por separado 9 clásicos metaleros, desde el arrollador comienzo de Stand Up And Shout y su magnífico riff hasta el contundente final de Shame On The Night.

Este álbum tiene el sello de Dio presente en todo momento: sus letras, sus melodías, sus proezas vocales (discretas pero solemnes) y las intros atmosféricas con las que abre temas como Don't Talk To Strangers, Invisible y el tema que da título al propio disco, Holy Diver, todo un clásico por derecho.

También hay sitio para una de las baladas más brillantes que un servidor ha escuchado en la vida, Caught In The Middle, con un preciosísimo solo de Campbell, y esa explosión llamada Rainbow In The Dark, donde unas líneas de teclado y tres acordes son los principales ingredientes para uno de los mayores temazos de su carrera.

Para terminar, decir que he preferido obviar el trabajo de Ronnie James Dio porque poco hay que decir: simplemente es de sobresaliente, como ha demostrado en toda su carrera. Creo que muy pocas veces he visto a un cantante no flaquear casi ni un ápice y, de entre ellos, el primero en venirse a mi cabeza, siempre es Dio.

Ya hace algo más de un año que Ronnie se fue, pero su recuerdo siempre permanecerá, igual que este disco en mi estantería, con los ojos del diablo Murray mirándome fijamente desde la portada.





Keep on rockin'!

miércoles, 10 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (V): KISS - DESTROYER (1976)




¿Qué me dirían ustedes de una banda tan popular que ha inspirado películas, comics y un sinfín de parafernalia? Probablemente hoy, poca cosa y mala, pues desde hace tiempo ese mundo es un terreno abonado por el estiércol musical más variopinto, desde las Spice Girls hasta el niño ese que se peina con un sacapuntas pasando por la prole de Billy Ray Cyrus. Por supuesto, los muy gloriosos y horteras años 70 eran otro cantar y ese reino era propiedad de los reyes del rock más circense: Demon, Space Ace, Starchild y Catman; vamos, Kiss.

Pero tampoco vamos a deshacernos en elogios gratuitos, aquí todo se paga y Kiss siempre han demostrado un olfato comercial que ya lo quisieran muchos magnates del entretenimiento, unas veces con más acierto que otras. Afortunadamente, podemos decir que Destroyer es un disco cojonudísimo y todo un muestrario de lo que es mi época preferida de los Kiss.

Kiss convierte toda su artificialidad externa en épica y buen rock'n'roll y no viceversa, como han optado generaciones más posteriores. Bajo los excéntricos disfraces de la portada hay solo y únicamente puro rock. La mayoría de temas de Destroyer hacen justicia a su título y son un desfile de bofetadas rockeras y si no se lo creen peguen la oreja a temas como Sweet Pain, King Of The Night Time World, Flaming Youth y los tremendos clásicos Shout It Out Loud y Do You Love Me?

Ahora bien, si estos cortes son bofetadas a la cara (aunque suelten el acelerador en la agradable Great Expectations, con intro de Beethoven), no nos olvidamos de ese patadón en el estómago con el que empiezan esta función llamado Detroit Rock City, del que bien poco se puede añadir ya.

Por otra parte, siempre he visto en este disco dos extremos situados a mundos de distancia. En una esquina tenemos a la ñoña y cursilona Beth, tema que nunca he conseguido que me entre y, pero aún, me reafirma en mi opinión de que Peter Criss no debería abrir la boca jamás. Debo decir que siempre he pensado que Kiss son horribles a la hora de hacer baladas pues me parecen todas (salvo Reason To Live y Hard Luck Woman, que me molan y mucho) bastante horrendas y cursis.
Afortunadamente, cualquier nota negativa que pudiera encontrar desaparece ante la magnitud de uno de los temas más realmente épicos y jodidamente geniales que ha escuchado un servidor: God Of Thunder. Únicamente con escuchar esa vocecilla infantil precediendo al oscuro y pesado riff de Ace mientras Gene arranca con una voz demoníaca antes de echar a volar ya se me ponen los vellos de punta y, su estribillo, un éxtasis de rock'n'roll y mitología de serie B.

You wanted the best, you got the best: The hottest band in the world.

Aquí, con unos discípulos de honor:



...y aquí, enseñando cómo se abre un concierto.



Keep on rockin'!

martes, 9 de agosto de 2011

NOW PLAYING: ADRENALINE MOB






No es que la actualidad musical no me interese, si bien tampoco me fascina especialmente salvo excepciones. La ocasional pereza a la hora de hacer espeleología musical y la escasa motivación tras escarmientos de novedades que mucho prometen y en el camino se quedan cercan muy mucho el círculo de formaciones actuales que acaban pasando por mis orejas hasta parecer, a veces, la pequeña aldea de irreductibles galos de Astérix.

Así, una de las bandas que a día de hoy ha captado más mi interés es el combo llamado Adrenaline Mob, que no es que sea un conjunto de novatos precisamente. Ni siquiera es algo nuevo para Mike Portnoy, el genial ex-batería de Dream Theater, quien ya se ha reunido más de una vez con músicos de un renombre quizás más discreto de lo habitual pero con unos resultados más que notables (esos magistrales Transatlantic!!) y que lo vuelve a hacer con otro cambio de alineación: Paul DiLeo, Mike Orlando (Zakk Wylde, Bumblefoot), Rich Ward (Stuck Mojo y Fozzy, la banda del simpático wrestler Chris Jericho) y Russell Allen (Symphony X).

A la espera de que publiquen un prometedor álbum de debut pronto, ya se han dejado caer con un EP que se puede escuchar online (ver abajo) y que ya se anuncia con un sonido actual y grueso, con unos riffs pesados y unas guitarras que suenan muy bien conjuntadas, amen de unos temas directísimos y sin extravagancias, en contraposición a lo que quizás Portnoy nos tenía más acostumbrados a lo largo de su progresiva carrera.

Hablando de Portnoy, poco tiene que demostrar que no lo haya hecho ya, en su vertiente más discreta pero contundente como siempre, deja claro que es uno de los mejores y no piensa dejar de serlo.

Por otro lado, ojito con la labor vocal de Russell Allen. A pesar de que nunca me ha llegado a calar su grandilocuente banda (y lo he intentado...al menos en su día), bien cierto es que el Sr. Allen tiene todo un señor vozarrón, rabioso y potente, que se viste de domingo para rendir tributo a Black Sabbath y al bueno de Dio con una de las mejores interpretaciones de The Mob Rules jamás grabada (menudos solos los de Rich Ward, con algunos fraseos que me recuerdan a Brian May).

Seguiremos de cerca, pues, a esta banda que con tan interesante premisa se presentan. La pueden escuchar aquí mismo.

Keep on rockin'!

lunes, 8 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (IV): VAN HALEN - VAN HALEN (1978)



Trabajar en agosto debe ser y es agotador amén de un coñazo sin parangón. Claro que, cuando uno vive en una montaña rusa laboral, el curro se convierte en una dulce bendición que más de uno bien la quisiera. Así que para cargarnos de buen rollo y alimentar el optimismo, uno de los mejores discos que uno puede llevarse a las orejas es la homónima opera prima de esta banda californiana con raíces holandesas.

Esta primera estocada de los Van Halen arranca disparando con bala, pues es un disco enérgico, salvaje y cachondo. En todo momento da la impresión de estar viendo a un grupo que, sabedores de su gran talento técnico como compositivo, se lo están pasando bien por encima de todo. Claro está, lejos quedarían las disputas internas marcadas por los egos, cabezonerías y nepotismo que han provocado que Van Halen sea hoy en día una cosa bastante distinta (o eso me parece a mí, todavía no he tenido la suerte de verlos en directo). Sea como fuere, el estado de forma del grupo y la selección de temas de este primer disco es de gran categoría.

Como decíamos, arranca con temas que son ya clásicos de la banda, el magnífico Runnin' With The Devil y su grandioso riff, el magistral solo Eruption, que sigue haciendo bajar la cabeza a todo aspirante a rascacuerdas; el tributo a los Kinks con You Really Got Me, los soberbios arpegios de Ain't Talkin' Bout Love, el cachondo y divertidísimo I'm The One...hasta aquí, dinamita pura.

Un respiro levemente popero llamado Jamie's Cryin' da paso a las locuras experimentales de Eddie Van Halen en Atomic Punk (con un Dave Lee Roth firmando con ese gorgorito suyo tan peculiar); así, tras la excelente (y poco valorada, en mi opinión) Feel Your Love Tonight y la pesada Little Dreamer, EVH vuelve a sumergirse en una orgía de tappings en otra gran rendición rockera: Ice Cream Man.

Cierra el album el tema cuyo título bien podría describir el estado del grupo a lo largo de esta grabación: On Fire.

Volviendo a la banda: no quiero adular gratuitamente ni subestimar a alguien como Mike Anthony, pero el bajista está más que correcto en el disco y, desde luego y digan lo que digan, es el bajista de Van Halen, por mucho que Eddie se empeñe en meter a la prole con calzador (y nada más que por ese bajo de Jack Daniel's merece su puesto vitalicio en el grupo); Alex Van Halen demuestra que es uno de los mejores baterías del mundo (y vaya platos que tiene!!) y una influencia que está más presente de lo que piensan muchos (escuchen al gran Vinnie Paul y me cuentan), David Lee Roth es soberbio, uno de los mejores frontmen del rock exprimiéndose en un disco hecho a medida de él, grititos "marca de la casa" incluídos. Por último, poco que añadir de Eddie Van Halen. Nunca he sido parcial en estas reseñas ni lo pienso ser y me confieso fiel devoto y seguidor de San Edward Lodewijk pero pocas veces he visto un guitarrista dando unas lecciones de guitarreo tan salvajes y divertidas, con unos solos y riffs que siempre llevaré tatuados en el cortex cerebral.

Así pues, para evitar acabar un lunes como este quemado y seguir on fire (y corriendo con el diablo), los Van Halen siempre tendrán un hueco de honor en mi colección aunque solo sea por obras como esta.

Keep on rockin'!




viernes, 5 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (III): RUSH - 2112 (1976)




Como fanático del rock progresivo y sus excentricidades, uno ya tiene el cuerpo hecho a todo. A pesar de ello, no sabría cómo encajar la idea de un distante futuro gobernado por unos sacerdotes dictadores y un guitarrista que les desafía y que además está basado en la obra de la objetivista Ayn Rand.

Claro que tratandose de Rush no hay nada que disculpar, aunque sea por el mero hecho de tratarse de uno de los discos más cojonudos que albergo, además de uno de mis preferidos de la banda canadiense.

La entrada de Neil Peart había supuesto un radical revulsivo para la banda. El bueno de John Rutsey no lo hacía mal, pero la avalancha de ideas que trajo Peart al grupo más su impresionante talento a las baquetas establecieron una diferencia muy clara. Mucho se ha escrito sobre el talento instrumental de este trío así que no añadiré más, simplemente hablamos de tres de los mejores músicos del mundo cada uno en su rama. Peart, además, llevó a cabo gran parte de la escritura de letras e ideas para discos y con notable acierto.

2112 es, aunque no exclusivamente pero sí por encima de todas las cosas, una maravillosa sinfonía de 20 minutos aproximadamente donde tres tíos se bastan y se sobran para interpretar lo que es todo un hito del rock progresivo que va in crescendo como un subidón de adrenalina, con la guitarra de Alex Lifeson pasando de los sonidos de ciencia ficción a las acusticas para volver a unos magníficos solos y a las cabalgadas salvajes de The Temples of Syrinx (luego dirán los fans más recalcitrantes de Iron Maiden que estos inventaron los caballitos como tantas miles de cosas, en fin...). Resumiendo, 2112 es la perfección. Nunca cae en los excesos más propios de grupos más puramente progresivos y sus 20 minutos transcurren con fluidez y energía.

Pero como dije, 2112 no es sólo la obra conceptual. Se completa el disco con cinco excelentes cortes más: A Passage to Bangkok, genial tema con un riff estilo sabbathiano; la atmosférica The Twilight Zone, la más ligera Lessons, con una gran melodía vocal de Geddy Lee y unos geniales breaks de guitarra en su parte central; la preciosa balada Tears y la enérgica Something for Nothing.

Más alejados de sus primeros trabajos y su influencia de Led Zeppelin, 2112 sería algo irrepetible en la carrera de Rush debido a su constante evolución en cuanto a ideas y sonido. Quizás un punto de encuentro no pretendido entre el hard rock y el rock progresivo que se fraguaban en aquellos años 70 y una escucha obligatoria para los admiradores de dichos sonidos. Nos vamos con The Temples of Syrinx.



Y, como regalo, la rendición por parte de sus aventajados alumnos de Dream Theater de Tears.



Keep on rockin'!

jueves, 4 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (II): ROLLING STONES - STICKY FINGERS (1971)





La deuda que tengo con los Stones es impagable. No solo me hicieron ver que eran uno de los grupos más cojonudos de la tierra sino que me mostraron un pasado (Muddy Waters, Bo Diddley, Robert Johnson, etc.), una época (The Who, Kinks...) y un legado que perdura hasta hoy mismo (miles de bandas, escojan la que quieran). Como no, parte de esa deuda se la debo también a mi tío LG, quien me suministró miles de discos, incluyendo este, gesto muy de agradecer ya que el ambiente musical en mi casa estaba presidido por Ana Belén, Mocedades, Mecano y un sinfín de sandeces musicales que campaban a sus anchas de nulo interés para mi.

Así pues hoy hablamos de una de mis joyas más preciadas de mi colección ya que Sticky Fingers es una de mis obras preferidas de los Stones y muestra una de sus mejores épocas, después de romper con los recién terminados 60 y entrando con fuerza en la nueva década con un rock salvaje más americanizado quizás y que daba cobijo a todas sus influencias de blues y de country. Tanto es así que echando un vistazo a la cantidad de versiones que se han hecho de los temas de este disco, podríamos decir que ellos se han convertido en la influencia.

Este año 71 se estrenaba para los Stones con cambios radicales, pues el fallecido Brian Jones era reemplazado por el genial Mick Taylor. Quizás sería mojarse demasiado si digo que fue el mejor guitarrista que han tenido los británicos pero desde luego se entendía con Keith y el resto a las mil maravillas y durante el tiempo que estuvo participó en unos discos cojonudos.

Precisamente, en el apartado guitarrístico (que como rascacuerdas que soy, siempre me llama la atención por encima de otros), Sticky Fingers es todo un compendio de riffs geniales, afinaciones abiertas, slide, acústicas...chapeau Sres. Keith y Taylor!! Claro que no solo el grupo es digno de encomio, a ellos hay que sumar sus colaboradores, tanto los habituales como los no tanto. Ahí tenemos a Ry Cooder, Ian Stewart, Nicky Hopkins, Billy Preston, Bobby Keys, Jack Nietzsche...incluso una pequeña participación de Pete Townsend (The Who).

Pero pasemos a desgranar el álbum: Brown Sugar es uno de los mejores arranques de la historia, tema lleno de energía que sigue siendo un clásico stoniano y que servidor nunca se cansa de oir. Tras la excelente y bluesera Sway tenemos el acústico y bellísimo Wild Horses (no se pierdan la genial versión de los Flying Burrito Brothers!) para dar paso a la magistral jam de Can't You Hear Me Knocking.

El blues de los Stones, va desde lo más clásico (I Got The Blues) hasta lo más macarra (You Gotta Move), registro donde encontramos el tono marrullero de Bitch. En la recta final del disco encontramos Sister Morphine (censurada en este país originalmente), el genial Dead Flowers, temazo de country de ambientes chungos y la más que decente balada Moonlight Mile para cerrar el disco.

Como curiosidad, aunque bastante conocida, decir que el comité censor de la España de aquel de El Ferrol se asustó y escandalizó ante aquella chorra envuelta en denim de la portada y la sustituyeron por otra fotografía, igualmente de Andy Warhol, que es la que he incluído en el encabezamiento. Debo admitir que, no obstante, es una portada cojonuda.

Así pues cerramos el chiringuito con un lingotazo de Stones cosecha del 71:



...y para acompañar, una de las versiones más cojonudas que se han hecho de Dead Flowers a cargo del grandísimo Townes Van Zandt y que sirvió como banda sonora para una de las películas más geniales de la historia:



Keep on rockin'!

miércoles, 3 de agosto de 2011

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (I): QUEEN - A NIGHT AT THE OPERA



Empezamos este viaje por el cuarto album de Queen por varias razones: una de ellas sería por el referente musical que para mi ha supuesto el grupo británico desde que me enganchara a ellos y, a fe mía, no es el único caso ni mucho menos. Otra sería su indisctutible posición como uno de los discos más influyentes y representativos de Queen, opinión más o menos unánime.

Juzgar a un grupo como Queen debe ser difícil debido a su carrera tan larga como ecléctica, como en el caso del disco que nos ocupa, donde encontramos rock clásico, ora más macarra, ora más sofisticado, pop ñoño, charleston, folk espacial(!!), dixieland, metaleo, baladas...y el resultado final no solo no chirría sino que suena cojonudamente bien!!

Freddie, Brian, Roger y John. Los mismos cuatro tíos de siempre se encargan de todo, ya sean instrumentos más exóticos como los coros que hicieran falta. Todo un ejemplo del carácter participativo de los discos de Queen, donde cada miembro y sus inquietudes e ideas tenían sitio.

Así pues, en esta obra de Marxiano nombre, encontramos desde You're My Best Friend, tema popero convencional pero muy bien elaborado made in Deacon (quizás el corte que menos me gusta del disco), pasando por la rasgada y muy bluesera voz de Roger Taylor en el romance automovilístico de I'm in Love with My Car hasta los desfases de May y Mercury quienes, a mi parecer, toman las riendas del disco.

Quizás Brian y Freddie sean como los dos hemisferios del cerebro. Las ideas de May están perfectamente ordenadas y ejecutadas, funcionando a las mil maravillas, bien con el magnífico tema acústico '39, tocando el ukelele en Good Company, en maravillosos temas rockeros como Sweet Lady o The Prophet's Song y coronándose como Rey de las Sagradas Armonías interpretando el himno británico God Save The Queen.

El otro hemisferio, sería la desbocada y genial creatividad de Mercury, saltando desde el cachondo Lazing on a Sunday Afternoon y Seaside Rendezvous hasta cagarse en los muertos de más de uno con Death on Two Legs. Su estado vocal, ni que decir tiene, está de sobresaliente a lo largo de toda la obra.

Ahora bien, dejamos para el final la joya de la corona de la Reina. Hoy en día es fácil quemar una canción pero para mi siempre que suena Bohemian Rhapsody es un momento especial. Llamémosle opera-rock o no, Rhapsody no es de este mundo. Casi seis minutos de grandeza vocal, pianística y guitarrera tan bien enlazadas como en las mejores obras de arte, que, por si lo dudan, Bohemian Rhapsody lo es. La Capilla Sixtina del Rock.

Para terminar y como muestra del disco, Death on Two Legs, un recuerdo de que el mundo musical no es siempre días de vino y rosas, tan amargo como su guitarrera intro.



Y, por predecible que pueda ser, no podía evitar este otro...



Por último, para más información sobre este disco, no os perdáis el documental que le dedicó la genial serie Classic Albums. De los mejores de la ya por sí excelente serie.

Keep on rockin'!

BUENAS, PÓNGANSE CÓMODOS...

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (Intro)

Como vivo rodeado de un siempre creciente maelstrom de discos, voy a intentar dedicar unas líneas a mi particular colección. No se trata ni de un ranking ni nada parecido, sino más bien un recuento con un algo de homenaje quizás a esas pilas de plástico y/o vinilo que tan buenos ratos nos habrán hecho pasar a más de uno, siempre bajo el criterio del que esto escribe (a disposición del lector queda dicho criterio). Let's rock!