Atronadores decibelios, chirriantes alaridos, infernales riffs, coplas infractoras de varias leyes...en definitiva, buena música.

martes, 3 de febrero de 2015

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (CXXXII): THE DARKNESS - PERMISSION TO LAND (2003)



Si hace unos doce años no habías oído I Believe in a Thing Called Love incluso hasta el hartazgo, en algunos casos, es que o bien buscaste a conciencia la piedra más grande del lugar para esconderte debajo o naufragaste en alguna isla sin nombre conocido; ¿realmente hay alguien que no la recuerde? Y es que era normal que fuera un éxito: la cancioncilla no solo era graciosa sino que estaba bien. Muy bien. Muy, pero que muy bien.

Pero la pregunta que nos hacíamos unos cuantos, que fueron los que conté yo, y seguro que otros miles de tantos, de los que no respondo pero doy fe, era tan llana y contundente como "¿quién coño son estos tíos y de dónde cojones salen?". Porque The Darkness no aparecieron en tu vida de la mano de ese colega que nunca falla en sus recomendaciones, no, venían de las radiofórmulas y emisoras comerciales esas de toda la vida, teloneados convenientemente por aquellos éxitos del momento más acordes a la categoría y normas de etiqueta de tales medios. Aún así, esa pregunta seguía retumbando y percutiendo dentro de uno como bombo de John Bonham: ¿Qué pasa aquí? Porque el contraste era evidente, claro está, pero encima si uno escuchaba a The Darkness, bien a través del mencionado hit y/o la posterior y también de grandísima factura Love is Only a Feeling, se podía ver que detrás de estos fulanos andaban Thin Lizzy, The Sweet, Queen, Aerosmith, Mötley Crüe...

De acuerdo, seguro que escarbando un poco uno podía dar con grupos no muy diferentes y hasta mejores, claro que sí, pero a estos te los traían a casa y lo que ya era curiosidad, ahora era atención e interés. Con semejante presentación y la promesa de, como diría el maestro, un sonido noble para unos tiempos que no lo eran tanto, se merecían la mayor de las confianzas, y esta no fue depositada en balde sino recompensada con creces, porque Permission to Land es un disco estupendo. Tan vacilón y divertido como prometían y mucho más: menudo desfile de riffs, solos, dobletes, armonías vocales, guitarras, más guitarras, gorgoritos, más gorgoritos y una muy buena colección de temas. Hasta el tema más baladero, que es dónde pensaba que le iba a ver las costuras a The Darkness, es la anteriormente mencionada Love is Only a Feeling, que no solo cumple sino que los ecos a Queen me terminan de convencer y de sobra.

Es más, precisamente en todo aquello que la radio no nos mostró encontramos a los Darkness del gamberreo, las palabrotas y la juerga desbocada. Entre estas, un servidor destacaría temas como Stuck in a Rut, como si fueran unos primeros Whitesnake con un Coverdale con los pantalones muy apretados (es decir, mucho más apretados), una estupenda Givin' Up muy en la onda de los Georgia Satellites, el salvaje riff de Get Your Hands Off My Wife o la que da comienzo al álbum y que me parece un temazo de los que tiran de espaldas: Black Shuck (o cómo tomar apuntes de AC/DC en el siglo 21 no es exclusivo de los suecos).

En resumidas cuentas, The Darkness fueron capaces de sacar un primer disco de aprobar y con nota, capaz de llegar a un público que algunos ni se imaginan, como se ha visto. No deja de ser menos incógnita el porqué de su discreta existencia a día de hoy, con un destino quizás algo parecido a los de sus compañeros de radiofórmula: no terminaron como one-hit wonders ni mucho menos pero tampoco tuvieron una carrera lo que se dice muy fructífera, quizás tampoco ayudaba el empeño en convertir en über-rockstar a su carismático líder Justin Hawkins, colocando al grupo bajo su sombra y dando una imagen de rockero de manual, sí, pero algo prefabricado. Sea como fuere, ninguno nos esperábamos a The Darkness, al igual que yo no esperaba encontrarme este Permission to Land al precio de una libra en una tienda de artículos variados, entre otros discos de ex-miembros de boybands y mediocridades varias. De la apuesta, quizás fallida, de las radiofórmulas, nuestra ganancia y sí, uno de los mejores discos de aquella década. Nada más que por eso, me niego a dejar a The Darkness en un triste ostracismo!

Keep on rockin'!

martes, 6 de enero de 2015

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (CXXXI): KISS - SONIC BOOM (2009)



The hottest band in the world se proclamaban, luego se separaron, se volvieron a reunir, por un momento incluso pareció que no se iban a poner el maquillaje pero al final sí, y les cayó la etiqueta de dinosaurios al seguir como si nada con la tradicional mecánica disco-gira, algo que pareció convertirse en tendencia entre otros de sus compañeros de la vieja guardia (año arriba, año abajo). Con un panorama así, el debate bien podría derivar hacia la supuesta necesidad de un grupo, con sus buenos años de gloria ganados a pulso pero pasados ya, de meterse en los cenagales de un paisaje, industria y, en general, un mundo que sabe Crom cómo los va a recibir y tratar, pero no, hoy vengo a soltarle un par de piropos y alguna observación a este Sonic Boom, grabado en el 2009 y que, a la sazón, fue uno de los discos que más disfruté ese año.

Que sí, que es una verdad universal que el que no ama a Kiss ni quiere a su madre ni puede sentir amor (y Kiss son amor, amigos). Ya me pueden parecer, y me parecen, la mayoría de sus baladas horrendas, Peter Criss un cansino y Gene Simmons un bocachancla, pero qué le vamos a hacer, un servidor los termina queriendo como a los hijos que no tengo y a los padres que jamás serán. Eso y que tampoco pasaré por alto que su anterior trabajo en estudio, Psycho Circus (11 años anterior), me gustó demasiado como para considerarlo disco alimenticio que no pase de "satisfactorio", y sirva esta comparación para situar este Sonic Boom más cercano a este último (por razones más que obvias y evidentes y otras que no lo son tanto) que a un, pongamos, Destroyer o Hotter Than Hell; más allá de eso, este disco se sobra y se basta para venderse solo.

Lo principal es que suena a disco de Kiss: a maquillaje, botas de dragón, bajo de hacha, rock and roll all night and party every day. La voz de Paul Stanley suena con rabia, Gene cumple como todo un señor y Tommy Thayer, recuerdo y fanatismo aparte, consigue que no echemos de menos a Ace (y por si no lo he dicho, siempre he sido muy pero que muy de Mr. Frehley). Junto con otro veterano como es Eric Singer no solo suenan conjuntadísimos sino que en muy buena forma, especialmente un primer tramo del álbum que se abre con la hard-rockera y potente Modern Day Delilah y que alcanza hasta una de mis preferidas: Yes I Know (Nobody's Perfect), junto con una estupendísima Never Enough que bien parece una cara B de épocas pretéritas más kissmaníacas. A partir de aquí me ocurre algo que admito que me ha pasado con otros trabajos de la banda, incluso algunos de los más "canónicos": que entran en automático y no es que los temas suenen mal ni mucho menos, pero me parece que el listón que dejan estos primeros temas es muy alto. Eso sí, el Say Yeah que da carpetazo al álbum es de traca.

Con todo lo que han sido y son Kiss y tirando de memoria (que puede fallar), me da la impresión que fueron bastante sobrios en lo concerniente a este disco (aún recuerdo toda la parafernalia que rodeó al Psycho Circus) pero qué demonios, en plazas más grandes han toreado; el disco funcionó bien, la gira fue estupendamente y nosotros bien que lo pasamos. Ya saben, the hottest band in the world. Queredlos mucho.

Keep on rockin'!

KISS - SONIC BOOM

1."Modern Day Delilah"  


2."Russian Roulette"  


3."Never Enough"  


4."Yes I Know (Nobody's Perfect)"  


5."Stand"  


6."Hot and Cold"  


7."All for the Glory"  


8."Danger Us"  


9."I'm an Animal"  


10."When Lightning Strikes"  


11."Say Yeah



domingo, 4 de enero de 2015

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (CXXX): THIN LIZZY - JAILBREAK (1976)



No solo son Thin Lizzy una de mis debilidades, sino que no son pocos los recuerdos que conservo de mi periplo irlandés con relación más o menos estrecha con la banda, ¿o quizás será que uno es muy fanático de sus cosas y tiene a magnificar aquello que le toca a Lynott y compañía? Sea como fuere, la cosa es que ponías la tele y un anuncio te vendía sopas de sobre a ritmo de Running Back, ibas a tomarte una bien merecida pinta de Guinness y algún grupo atacaba el Boys Are Back in Town, alguien por la calle va silbando Cowboy Song...evidencias bastante claras de por qué el Jailbreak, su sexto trabajo, fue el éxito comercial más grande de la banda. 

Pero independientemente del éxito en ventas y emisoras, me atrevo a decir que es uno de los discos más redondos que uno puede encontrar en la muy espléndida discografía de los irlandeses, y la prueba es el estupendo equilibrio con el que combina un buen puñado de hits convertidos ya en himnos, capaces de unir en coro tanto a los parroquianos de un humilde pub como a toda la hinchada de un estadio en pleno partido de la Seis Naciones; con esa otra vertiente más intimista de la banda, puede que no tan notable como en otros trabajos, pero siempre presente. Me refiero a esos temas en los que uno puede imaginarse fácilmente al bueno de Phil garabateando en un cuaderno, encadenando un cigarro tras otro, intentando darle forma a la propia Running Back, Romeo and the Lonely Girl, Fight and Fall (decidme que no es una de las melodías vocales más bellas que habéis escuchado jamás) e incluso quizás sin ser consciente de cómo alcanza la perfección en piezas tan soberbias como Cowboy Song, otro "himno" pero que no necesita estadio, ni pub...ni siquiera más gente. Ante esta coplaza, un servidor ya tiene el corazón en un puño con esos acordes rasgados y esa tenue armónica en segundo plano, ni siquiera hace falta esperar a la "llamada del coyote".

Y aún así, que nadie se lleve a engaño, que tanto Lynott como los demás vienen bastante guerreros en este álbum y no por ensalzar la figura de un soberbio Phil vamos a olvidar todo ese compendio guitarrero por cortesía de Gorham y Robertson, dupla perfecta donde las haya. Aquí no hay trampa ni cartón y la producción es más bien tirando a sobria, razón de más para que luzca y de qué manera cada solo, cada doblete, cada armonía...tanto es así, que de tener que elegir pasaríamos un mal rato: ¿el riff perfecto y macarra de Jailbreak? ¿el solo doble de Boys Are Back in Town? ¿el clímax de Cowboy Song? Entre tanta brillantez y espectacularidad, personalmente creo que me quedo con Emerald, homenaje a la isla esmeralda y hogar de los Lizzy y que aún después de haberla escuchado tantísimas veces me sigue pareciendo el compendio de todo lo que es genial y destacable en este disco: el sonido de las guitarras, las letras de Lynott, los solos, las armonías...

Y con todo esto, me queda la sensación de estar ante uno de los discos, como os decía, más equilibrados, ni tan barroco ni tan simplista como otros trabajos, también tan genuinamente Thin Lizzy como este. Hoy, en un día parecido a muchos de los que pasé por allí (y en latitudes algo cercanas), se habrían cumplido 29 años de la desaparición de Phil Lynott, y mejor que nunca olvidarlo es recordarlo con discos como este. Happy trails, Phil.

Keep on rockin'!

THIN LIZZY - JAILBREAK

  1. "Jailbreak
  2. "Angel from the Coast" 
  3. "Running Back" 
  4. "Romeo and the Lonely Girl" 
  5. "Warriors" (Lynott, Scott Gorham
  1. "The Boys Are Back in Town
  2. "Fight or Fall" 
  3. "Cowboy Song" 
  4. "Emerald" 

domingo, 22 de diciembre de 2013

ON TOUR: THE POGUES (O2 ACADEMY, LONDRES - 19/12/2013)



Si me hubieran dicho a principios de año que iba a terminar en Londres, no me lo habría creído pero ni de coña, y ahora que estamos a finales del mismo pues aquí estoy, casi recién mudado, en mi domicilio londinense, después de una transición fantasma en la que he tenido que adaptarme (y sigo intentándolo) a un ritmo de vida frenético y exigente pero que parece dispuesto a convertirse en mi nueva vida. Pero ya hablaremos, o no, de mis andanzas en la capital británica; lo que hoy nos ocupa es el último concierto hasta la fecha, que espero que haya muchos más, en el archiconocido O2 Academy de Brixton, que en este caso es una de las dos fechas que dieron aquí The Pogues.

The Pogues es un grupo hacia el que tengo una gran devoción y al mismo tiempo me resultan bastante inclasificables. Probablemente no los incluiría en una hipotética lista de mis diez bandas preferidas e incluso de veinte, pero es un grupo que siempre tengo presente y, mejor aún, ha estado presente en muchas épocas de mi vida, con Shane MacGowan hablándome de tú a tú a través de sus magistrales letras llenas de poesía etílica, convirtiendo la decadencia y la miseria en algo bello y tendiendo puentes entre Brendan Behan y Phil Lynott, Joe Strummer y Luke Kelly. La magia de The Pogues es difícil de explicar pero fácil de sentir, y eso quedó demostrado en el concierto del pasado jueves. Tan difícil de definir como ellos mismos: patetismo, solemnidad, fiesta, declive...no es ni el mejor concierto de mi vida ni el peor ni nada de lo contrario, pero sí es una experiencia que recomendaría sin reservas a cualquiera.

Tras dos teloneros que cumplieron con puntualidad británica, salieron los Pogues con puntualidad irlandesa, lo que es lo mismo que decir bastante tarde. Bajo los primeros compases de A Pistol for Paddy García empezaba a bajar un telón de fondo con la portada del magnífico Rum, Sodomy & The Lash, el cual estaba de aniversario y prometían tocar entero. La cosa no podía ir mejor. A medida que avanzaba la intro fueron apareciendo Spider, Finer y los demás, siendo gratamente acogidos por el público, el cual reservó sus mayores aplausos, cómo no, para la torpe y desaliñada figura de Shane, alejado de los focos, y que se acercaba al micrófono entre pasos torpes en el mejor de los casos y tambaleo de alcohólico crónico en el peor. A partir de ahí, ya sabíamos que podía ocurrir cualquier cosa.

Enseguida me llevé mi primera alegría, pues atacaron inmediatamente Sick Bed of Cuchulainn, con Shane inventándose la letra cuando colaba y desafinando/balbuceando, cosa que pasó en repetidas ocasiones. Yo llegué a pensar que quizás mi inglés no fuera tan bueno, pero escuchando los jocosos comentarios de los demás espectadores ingleses me di cuenta de que, simple y llanamente, a Shane no se le entendía un carajo. Los años de alcohol y heroína sumados a su alborotadísima piñata no pasan en balde y aunque no impedían que Shane, en su taburete, se pegara sus generosos lingotazos de vodka y fumara un cigarro tras otro entre canción y canción, sí que se ausentaba de cuando en cuando para cederle el micro a Spider (que se encargó y de tremenda manera de The Old Main Drag y Jesse James) o a una grandísima Camille O'Sullivan (cantante de musicales, hasta donde yo se) para que firmara un I'm a Man You Don't Meet Every Day de categoría.

Igual esta descripción de cuanto aconteció puede parecer un flaco favor a la banda en general y a MacGowan en particular, pero nada más lejos de la realidad: el público estaba entregadísimo, cantando hasta la última sílaba de cuantos himnos de borracheras, despedidas, juergas y nostalgia que nos iban enviando los Pogues (menudo Sally MacLennane más divertido!); y que nadie desconfíe todavía de Shane, que se hizo valer y de menuda manera en algunos de los momentos más emotivos y emocionantes que he vivido en un concierto. Si bien en A Pair of Brown Eyes y en el clásico Dirty Old Town ya cumplió con creces, finiquitó la primera parte del concierto con un And The Band Played Waltzin Matilda tan solemne que nos puso los vellos de punta a todo el respetable.

La cosa no quedó ahí ni mucho menos, los momentos de salvajismo y juerga de Streams of Whiskey, Body of an American y la tradicional The Irish Rover seguían siendo tan celebradas por el público como en los momentos en los que Shane se convertía en el puto Sinatra de King's Cross. Rainy Night in Soho coreado por todo el público es algo verdaderamente memorable y que un servidor recordará siempre con cariño.

Pero si hablamos de cariño, vais a permitir que me ponga un poco más sentimental que de costumbre, y es que estas fechas siempre las llevo asociadas a ese himno navideño por antonomasia como es Fairytale of New York. Si esta canción no significa nada para ti, es inútil que lo explique, pero os aseguro que ese momento de anticipación en el que ves que Camille se sube al escenario para darle la réplica femenina, los primeros compases del piano, todo Brixton Academy cantando y el entrañable y obligado vals en el que esta vez fue la chica quien tuvo que insistirle a Shane y la nieve cayendo sobre el escenario es algo que si alguna vez tienes la suerte de ver y escuchar, ya me comentarás. Tan grande fue este momento para quien esto escribe que quizás no pueda valorar en su justa medida el fin de fiesta con, cómo no, la propia Fiesta, que incluía banda y público volviéndose majara al mismo tiempo.

La verdad es que no sabía que, al igual que en mi caso, para los ingleses los Pogues son sinónimo de navidad y por ello suelen retrasando su última gira, a los Stones, para tocar siempre en Diciembre. Yo no puedo estar más agradecido. Shane no está en sus mejores momentos y eso ya lo sabíamos desde hace mucho, pero bailar un vals mientras los chicos del coro de la policía de Nueva York cantaban Galway Bay en navidad es algo digno de repetir un año y otro y otro.

Keep on rockin'!







miércoles, 6 de noviembre de 2013

ON TOUR: SERIE Z 2013 (II)



Un sueño reparador y un papeo abundante era lo que necesitábamos para encarar el segundo día del festival, que la disposición siempre es buena pero las energías limitadas. Pasados veinte minutos de las cuatro, allí estábamos otra vez al pie del cañón y nunca mejor dicho, pues nos aguardaban unas diez horazas de pie con todo un destacamento de artillería rockera al frente. A quién voy a engañar, con un cartel como el que tenían preparado para el sábado casi seguro que la totalidad de los allí presentes habríamos firmado por un maratón de rock que ríete tú de las 24 horas de Le Mans. Atentos, si no, a las que se nos vino encima...

(Ah! Por cierto, las fotos tanto de ayer como hoy son cortesía de Miss Marvel)

THE SMOKERS

Grupo de Estepona que lleva dando sus bandazos a lo largo y ancho del país y que aún así no dejan de ser desconocidos por la mayoría, entre los que desgraciadamente me incluyo. La verdad es que su presencia fue de lo más gratificante porque los tíos desde luego son buenos y hacen un hard rock estupendo, pero el concierto tuvo un punto amargo al anunciar su cantante que después de la última nota iban a echar el telón hasta no se sabe cuándo. No es oportunismo pero siempre me da pena cuando un grupo se despide (con la de grupos que "despediría" yo tan felizmente!), pues aún en las mejores circunstancias no suele ser plato de buen gusto. Sea como fuere, parece que les dio más fuerzas aún para firmar una actuación cojonuda y que contó con todo el apoyo de la sala, aún a medio llenar pero entregada. Ellos recordarán este concierto pero muchos de nosotros seguro que también.

THE WESTERN SIZZLERS



Ya decía yo que el sábado pegaba fuerte desde pronto y francamente este era uno de los grupos que esperaba con ganas. ¿Las razones? Pues básicamente decir que es un grupo formado por algunos de los mejores músicos (vivos) de Atlanta, destacando a Rick Richards de los Georgia Satellites y Charlie Starr de Blackberry Smoke. Charlie no pudo venir por sus obligaciones con su banda mater, pero le sustituía un cachondo mental con un cierto aire a Fofito Aragón llamado Kevin Jennings y vaya concierto que dieron. Los Western Sizzlers basaron su actuación en su único disco hasta la fecha, publicado este año y aunque ya le dedicaremos su rato más detenidamente, os adelanto que es la leche. Un rock sureño que no duda en flirtear con sonidos más británicos, y no lo digo solo por la excelente versión del Break The Rules de Status Quo. Temas como Unfinished Business, Shine, Keep Smilin' y la cachondísima One More Beer me han convertido a la fe en estos tíos. Y encima, hay que ver cómo se lo pasan en el escenario. Un lujazo tenerlos aquí y esperemos que repitan.

Episodio simpático el que me ocurrió, por cierto, con el cachondo de Kevin, al que le gustó mucho la camiseta de Thin Lizzy que llevaba puesta (que arrancó muchos piropos, lo que son las cosas) y me la quiso cambiar por una de los Western Sizzlers. No accedí, claro; la camiseta me la había regalado uno de mis mejores amigos, pero oye, que estuvimos un buen rato charlando de Thin Lizzy y demás fieras irlandesas (vamos, Sir Rory Gallagher, principalmente) y siempre gusta hablar de afinidades musicales con tíos tan colgados como tú mismo.

THE HANGMEN



Una vez más, otro caso de nombre que se suma al cartel cuando ya tenía la entrada y que ya solo con las expectativas me puse a dar palmas con las orejas, y una vez más, otro grupo que sobrepasa tales expectativas. Vaya estado de forma el de los californianos y menudo conciertazo que se marcaron, como debe ser un show de punk rock del que ellos pueden hacer gala y la hacen: directo y sin florituras. Así fueron cayendo Rotten Sunday, My Way, Downtown, Blood Red, una esperadísima y cantada por todos Bent...y una lástima no haberme llevado su último disco, porque sus temas no solo son una maravilla sino que los defendieron excelentemente, a destacar un Homesick Blues que se ha convertido por derecho en uno de mis temas preferidos de la banda.

Enormes todos. Un sonido muy bueno y un Bryan Small siempre en movimiento junto a unos más sobrios pero geniales Thee Jimmy James y Angelique, a los que sumamos la gran labor de Dino Guerrero a la batería. Otro tíos muy simpáticos también, por cierto. No dudaban en firmar discos y hacerse fotos con el personal. Incluso me tomé la licencia de decirle a Angelique, con poca vergüenza pero mucho respeto y admiración que está más guapa ahora que en las portadas de los discos, cosa que ella no se creía pero que yo os aseguro que es verdad. Ah, ¿y adivinan qué? también son fans de Thin Lizzy.

LOS CORONAS

Otro grupo nacional que llegó y triunfó. Lo de otro grupo es casi un decir, pues tres de sus componentes estuvieron el viernes con Sex Museum pero lo que sí es seguro que volvieron el festival del revés. ¿Os imagináis un Serie Z con la gente bailando el Corazón Contento de Marisol (una de mis más terribles fobias, por cierto)? Pues a eso me refiero.

Los tíos son unos cracks y eso es indudable, pero hay que hacer una mención especial al cachondo y malasañero Fernando, que me da la impresión que solo tuvo dos opciones: o ser músico de rock o tombolero. Vaya manera de quedarse con el público y darnos lecciones sobre la molonidad del pasodoble, ese legado de nuestros abuelos; el Libro del Rock que todos tenemos en casa (¿vosotros no? pues deberíais), cómo conseguir meter el Paquito Chocolatero en el Misirlou gracias al trompeta ucraniano y sobre el poder curativo y rejuvenecedor del pilates del rock. Un crack, el cabrón.

Por supuesto, no obviaremos su repertorio, desde un Adiós Sancho muy de spaghetti western y que evidentemente me fascinó (bueno, el concierto abría y cerraba con Morricone) hasta versiones de Day Tripper y Paint It Black pasando por las propias Miss Álamo, Baila Lola...como decía más de uno, si hubieran tocado dos horas más, pues dos horas más que habría estado la gente bailando. Chapeau, Coronas.

THE DEL-LORDS



Varias eran las razones por las que quería ver a estos veteranos curtidos en mil batallas, siendo una de ellas un cojonudísimo último álbum que pude comprarles allí llamado Elvis Club. Por supuesto, también es todo un lujazo contar con el grandísimo Scott "Top Ten" Kempner (Dictators) y musicazos como Eric Ambel y Frank Funaro.

Un concierto con tanta fiesta encima del escenario puede llevar a impresiones que no sean ciertas y quizás la acogida de los Del-Lords no fuera tan cálida pero os aseguro que es uno de los mejores y más auténticos recitales de rock'n'roll que podáis presenciar. Con eso y con todo, me mojo y me aventuro a afirmar que dentro de su sobriedad y discreción firmaron otra de las actuaciones más grandes del festival; claro que, a la hora que era ya el Z es como una semifinal de Champions, "no hay equipo pequeño".

Y allí estuvieron los colegas desgranando temas de su discografía con mucho guitarreo (un poco chillona la Fender de Scott pero nada grave) y actitud, incluyendo un sentido homenaje a otro neoyorquino que hemos tenido que llorar hace poco, el gran Lou Reed, con un Waiting For My Man soberbio. Y por cierto, ya os voy avisando que, en efecto, Elvis Club es uno de los mejores discos de este año y en directo lo defienden con uñas y dientes. Ya hablaremos, ya.

PAT TRAVERS BAND



Una leyenda entre leyendas. Como en el Z puede pasar de todo (y pasa de todo), había cierta incertidumbre sobre cómo íbamos a ver a un Pat que aceptaba con brazos abiertos la vorágine juerguera en la que llevaba metido desde el viernes (es decir, que yo sepa, pues parece ser que llevaba allí desde el jueves), pero a la hora acordada allí estaba en el escenario junto a su banda, cumpliendo como un señor.

Pat lo tiene todo: unas canciones estupendas extraídas de una discografía genial, una banda más que digna y con un guitarrista sensacional que no nos hizo echar de menos a Pat Thrall...pero tuvo que fallar el sonido. Una actuación impecable si no fuera porque casi solo se escuchaba la guitarra del solista. Posiblemente se hubiera disfrutado más de un concierto que, como ya he dicho, fue salvaje: Rock'n'Roll Suzie, Stevie, Crash and Burn, versiones como Red House y Black Betty y, cómo no, Snortin' Whiskey, amén de muchos temas de su último disco, Can Do. Pat se lleva a las mil maravillas con su banda y así le fue en su actuación, la cual disfrutamos todos. No todos los días ves una leyenda y, pese a la adversidad, sales contento.

Por cierto, el domingo mientras desayunábamos nos lo vimos endiñándose un café con un whiskazo y además de firmarme los discos estuvimos hablando de guitarras, equipo y su último disco, del cual dice que se siente especialmente orgulloso pero que lamentablemente no pude conseguir. Todo un genio y figura este Pat, ojalá podamos volver a verlo pronto.

THE DICTATORS NYC



Aquí en Cádiz ya los conocimos y nos quedamos no solo sin palabras, sino sin articular cualquier sonido mínimamente coherente por culpa de la que liaron. Si hemos hablado de leyendas, en el caso de los Dictators es quedarse quizás muy corto. Entraron como una apisonadora y ya desde el primero momento en el público se desató la locura; vaya vendaval de descoyuntamientos de cervicales, hostias y empujones. En la primera fila, ahí estuvimos jaleando incansablemente a Dick Manitoba y el resto de la tropa.

Los Dictators tienen una banda impresionante, con gente veterana y más que competente: Daniel Rey y el fundador y pope del (true) metal Ross "The Boss" Friedman, el curradísimo JP Thunderbolt, y el genial y simpar Dean Rispler al bajo, uno de los músicos más simpáticos, amables y buenas personas que he conocido y que fue un placer enorme volver a saludar y charlar con él. Al frente, por supuesto, Handsome Dick, neoyorquino de pro, Frank Sinatra del punk rock, el patriarca gitano de los nuestros; vaya manera de presentar a la banda y las canciones, siempre demostrando por qué ver a los Dictators es algo tan grande: saludando al público sin parar, dedicando a su paisano Lou Reed un New York, New York de traca y teniendo palabras afectivas para todos...y para colmo, lo que más de uno esperábamos y deseábamos, invitó a Top Ten a subir al escenario a marcarse unos clásicos dictatoriales. Momento álgido donde los haya y un colofón perfecto, junto al Kick Out The Jams de MC5 a un concierto donde I Stand Tall, Faster and Louder, Stay With Me, Who Will Save Rock'n'Roll y tantos y tantos clásicos de la banda sonaron tan espectáculares como siempre. Mil gracias, Dictators.



...y mil gracias más a todos los que estuvísteis pasándolo bien conmigo y haciendo posible que me lo pasara mejor aún. Hasta el 2014 habrá muchos y buenos conciertos, seguro, pero el Z lo estaremos esperando como agua de mayo. Queremos más de lo mismo y en cantidades, y de seguir así seguro que lo tendremos.

Long live Serie Z.


martes, 5 de noviembre de 2013

ON TOUR: SERIE Z 2013 (I)



Hace tiempo que dejé de hablar de conciertos por aquí. Por ninguna razón concreta, en algunos sería por no saber qué decir o por ponerme a escribir tarde o, simplemente, porque ya hay muchos que lo hacen muy bien. No obstante, creo que el último del que hablé fue el Z de 2012 y lo que disfrutamos allí y no es fortuito que este año hablemos de la última edición. Y es que el Z es muy grande, amigos; si hubiera una guía Michelín de festivales de rock, todos los gourmets estarían de acuerdo en colmar de condecoraciones a este festival, una iniciativa privada hecha por y para fans de apetitos exquisitos y voraces. El esmero, corazón y cantidad de tripas que le echan los dos Juanes para arrancar este festival cada año y mantenerlo a unos niveles tan altos merece toneladas de alabanzas y agradecimientos nada gratuitas porque además los tíos lo saben: te dejan todo el año llenando la bombona de expectativas sobre la incorporación de tal o cual grupo, un cambio aquí y otro allá...hasta que explota el día del concierto pulverizando toda idea que se te haya ocurrido concebir. Insisto: el Z es muy grande.

Y después de esta entradilla tan felatoria, pasamos a otro de los fuertes del Z: su gente. Si grandes son los organizadores, grandes son los asistentes. Pregúntale a cualquiera sobre el Z y te dirá lo que mola cruzarte con las bandas y compartir buenos momentos con la gente; personalmente, no puedo expresar y casi ni imaginar lo que es un Z sin que la adorable Miss Marvel y yo quedemos con mi buen amigo José Luis "Recluso Tarkovski" para tirar para allá en el Z-móvil y calentar motores en los momentos previos al concierto, donde me encuentro a mi gran amigo Carlos Nortwinds junto a los también grandes Ismael y Juan. El corrillo de la primera fila es ya toda una institución y ni que decir tiene que el Z no sería lo mismo tampoco sin vosotros para compartir birras, impresiones y juerga. Y tampoco me puedo olvidar de la gente que conoces allí y que saludas, incluso a toro pasado, como nos ocurrió ayer a Miss Marvel y a mi, que nos encontramos a otra simpática pareja de asistentes con los que estuvimos charlando largo y tendido. A todos vosotros, Z-heads, un abrazo enorme y con tachuelas.

Dicho esto, nos disponíamos a encarar un viernes prometedor. A las cuatro de la tarde, una vez bien comidos, bien bebidos y cogiendo posiciones, es momento de que el show empiece...

G.A.S DRUMMERS

Estos paisanos llevan casi más años de los que puedo recordar tocando y hay que ver lo poco que los conozco. Mea culpa, lo se. Primera vez que los veo y, sin duda, convencieron. La veteranía y el talento juegan a su favor, a lo que hay que añadir un último álbum, We Got The Light, que no solo es estupendo sino que sus temas sonaron cojonudamente. Eso, teniendo la papeleta de tener que abrir a las cuatro y ofrecer un concierto como el que dieron no es tarea fácil y estos chicos salieron a hombros. ¡Enhorabuena!

THE WHYBIRDS



Siempre hay sorpresas en el Z y esta vez no tardaron en llegar. Vaya concierto el que nos dieron unos desconocidísimos por mi parte Whybirds, un trio con fuerte tendencia hacia el americana con mucho de Tom Petty y Steve Earle. Impresionante como fusionaban las voces y qué manera de estirar los temas, espero que puedan venir un día de estos y tener un escenario para ellos solos, pues creo que habrá que seguirlos de cerca. Muy, muy buenos.

LYDIA LOVELESS



Con esta encantadora señorita de Ohio con angelical voz a lo Emmylou Harris me llevé el primer pinchazo del Z. Que nadie se me alarme, en su primer y reciente álbum se puede comprobar que esta chica lo tiene, pero su actuación no consiguió arrastrarme, incluso llegó a causarme un poco de indiferencia. No en vano, el mejor comentario se lo escuché a alguien cuyo nombre no citaré y que afirmó que Lydia tiene "menos sangre que un choco". El tener un guitarrista que se pasa medio concierto en el suelo afinando la guitarra tampoco ayuda mucho, francamente. Me quedo con el batería (que parecía escapado de Huey Lewis & The News) y con la promesa de que seguro que conseguirá hacérmelo pasar bien en un concierto (el tema dedicado a Steve Earle me gustó mucho), pues no será por falta de materia prima.

HEAVY METAL KIDS



Les toca el turno a una de las bandas que más esperaba. El hecho de contar con solo un miembro de su primera formación (que alguien me corrija, creo que solo Cosmo era miembro original) siempre echa un poco para atrás pero que no os quepa duda, estos kids llenaron las botas de Holton, Peyronel y demás de una manera mucho más que digna. Gran sonido y un repertorio de lujo en el que no faltaron Chelsea Kids, She's No Angel, Rock'n'Roll Man y temas del Hit The Right Button como la homónima, Blow It All Away o A Hundred Skeletons. Para mi una de las mejores actuaciones del festival y una gran lástima que no tuvieran más tiempo, pues eché en falta The Cops Are Coming enormemente. Es más, creo firmemente que de haber tenido más tiempo de actuación habrían dado mucho más que hablar.

Aún así, lo que vimos fue brutal. Paul Manzi es un frontman de lujo con una voz portentosa y la pareja de guitarras formada por Cosmo y Justin McConville funciona de maravilla. Mención aparte para este último que, vaya usted a saber por qué, se arrancó con una estrofa del 2 Minutes to Midnight de Iron Maiden que todos coreamos. Genios y figuras, sin duda.

Y unos tíos también muy enrollados, por cierto. Pasado un rato, nos echamos unas fotos con varios de ellos y demostraron ser unos personajes muy amables y simpáticos. Lo peor: no llevaron discos para vender, con las ganas que tenía yo de hacerme con el material de la era Holton. Lástima.



SEX MUSEUM



A su favor tenían el factor casa y una veteranía que los avala. Yo nunca he sido especialmente seguidor de Sex Museum pero me consta que tienen muchos seguidores aquí y todo el mundo me comentaba cosas acerca de sus discos, conciertos y un impacto que estos tenían y que yo no tardé en comprobar. La expectación era un indicativo, sin duda, pues la sala se llenó hasta los topes cuando le tocó el turno a los madrileños, y de qué manera. Vaya show más groovie que comenzó con Deep Purple, primero con Mandrake Root y luego con Smoke on the Water fusionado con el Fight for Your Right de los Beastie Boys. A partir de ahí su actuación fue todo un derroche de actitud, con una fenomenal Marta y su órgano Hammond, un cantante estupendo y, sobre todo, el gran Fernando como maestro de ceremonias. todo un cachondo mental que no dejaba de soltar anécdotas e historias para aderezar las canciones y ahí que tuvo a todo un público comiendo de su mano. Pregúntale a cualquiera y te dirán que los Sex Museum fueron los triunfadores del viernes, algo que podríamos debatir pero que no que decir tiene que van sobrados de razones, como así lo demuestra la personaja que, indignada por no poder subir a cantar con ellos (o eso me pareció entender entre sus balbuceos y desvaríos), se abrió paso entre nosotros hecha una fiera para suplicarles que se quedaran. Impresionantes.

VALIENT THORR



Lo que no consiguió el cansancio ni las ganas de mear lo consiguieron Valient Thorr: echarnos de la primera fila. La cosa empezó de una manera delirantemente genial, con los barbudos thorriors en el escenario y acto seguido haciendo aparición su frontman Valient Himself ataviado de forma tan estrafalaria como él mismo y con una túnica color verde chillón al compás de Así habló Zaratustra. La solemne calma inicial fue breve y se rompió como el cristal ante el estallido de violencia en forma de Doublecrossed. Así dio comienzo la actuación de Valient Thorr, un grupo que ya comentamos y que hace la delicias de quien esto escribe gracias a su estilo que, como ya comentamos al hablar de su disco Stranger, combina perfectamente a Turbonegro y Anthrax con su dosis de stoner y ritmos de batería bastante complejos.

Con numeritos como el de Valient al bajarse del escenario y formar un círculo con los asistentes en el que, sentándose en el mugriento suelo, se puso a remar en dirección a su Venus natal. El concierto no conoció otra cosa más que violencia inusitada tanto dentro como fuera del escenario, mientras que se sucedían temazos como One Tuff Customer, Night Terrors, Sleeper Awakes o Heatseeker. Como dije, tuvimos que desplazarnos un poco más atrás para evitar ser arrollados por la marabunta y no es que me haga viejo, no, había que estar allí para verlo y sabríais a lo que me refiero.

Tal fue el volumen de cafrerío y mala ostia que la actuación pasó en un suspiro. Yo pensaba que iban a tener hora y media pero al final fue solo una hora y quizás sea mejor así, pues miedo da pensar hasta qué cotas llegaría el nivel de berserkismo y si habría cadáveres al final del concierto. Coñas aparte, fue una de las mejores actuaciones del día y el nivel de estos tíos quedó más que demostrado.



ULI JON ROTH



Una hora de descanso hizo falta para que la transición entre la violencia de Valient Thorr y la llegada de un Uli Jon Roth que seguro que no vuelve a cumplir 60 años fuera lo más suave posible. Además, la preparación del escenario llevó su tiempo por la cantidad de músicos e instrumentos que iban a ocuparlo, entre la banda podíamos ver notables figuras como el bajista Uli Ritgen, de Fair Warning y Zeno Roth (aunque admito que nos costó reconocerlo por lo extraño de sus rasgos físicos) y el cantante de Metalium, al que no conozco.

Yo me inicié con los Scorpions con el Blackout y de ahí en adelante, pero a medida que iba explorando a los teutones cada vez me interesaba más el material previo. ¡Ese Tokyo Tapes! ¡Taken By Force! ¡Virgin Killer! Así pues, tenía muchas y grandes expectativas con respecto a Uli, que venía dispuesto a darle un repaso a todo ese material clásico. Y a ver cómo decir esto: el atronador sonido de Uli, que engullía a todos los demás (la verdad es que las voces fueron las que salieron perdiendo de una manera u otra en todas las actuaciones del viernes) y su atmósfera calmada, gélida en ocasiones y con unos solos larguísimos fue un duro handicap. A mi nunca me ha asustado ver un concierto de un masturbamástiles, no solo por ser un rascacuerdas fan de esta clase de músicos, pero la verdad es que Uli llegaba a cansar estando descompensada la actuación con una espectacularidad interpretativa por un lado, con momentos verdaderamente sublimes como las partes a tres guitarras, pero con una sobriedad abusiva por parte de la banda.

Quizás si el sonido hubiera ayudado, habrían lucido más los clásicos de los Scorpions, que fueron elegidos con muy buen tino: All Night Long, In Trance, We'll Burn The Sky, I've Got to be Free...y cerrando una espléndida versión de All Along The Watchtower. La de Hendrix, claro. En términos generales, un concierto que se quedó en disfrutable y que podía haber sido mucho más con un buen sonido y otra actitud por parte de Uli, que además tenía que andar un poco perdido el pobre, pues se hizo un pequeño lío con el tiempo de actuación. Y lo siento mucho, sus sky guitars me parecen horteras y feas.


Y así fueron las actuaciones del viernes, el Z seguía en las calles y allí que fuimos nosotros, pese al cansancio, a echar unas birras y comentar la jugada. Por allí pululaba el golfo de Pat Travers, todo un personajazo. Pero eso es otra historia...

Mañana, volvemos con la crónica del sábado. Keep on rockin'!





miércoles, 30 de octubre de 2013

DISCOS QUE TENGO TIRADOS POR AHÍ (CXXIX): HEAVY METAL KIDS - HIT THE RIGHT BUTTON (2003)



Sin duda, la confirmación de la presencia de Heavy Metal Kids en el Z es otra de las (tantas) noticias más celebradas por un servidor. Admito que no me ha resultado fácil acercarme a esta banda, quizás bastante subestimada y olvidada; di con ella a través de referencias tan peregrinas como las declaraciones de Keith Richards, que afirmaba que era la banda que más escuchaba en los 70, y el hecho de que su líder, un personajazo del quince llamado Gary Holton, sonaba como sustituto de Bon Scott en AC/DC. A partir de ahí los fui descubriendo y desde luego que puedo afirmar que es una experiencia de lo más gratificante, con unos tres primeros discos tan maravillosos que uno entiende perfectamente lo que quería decir Keef.

Pero con eso y todo, el único disco que acabó cayendo en mis manos es su cuarto álbum, publicado más de veinte años más tarde que el anterior; unos veinte años en los que había llovido mucho, claro está: Gary Holton murió casi a las puertas de lo que podría haber sido una carrera meteórica, algunos entraron y salieron...en fin, todo lo que puede ocurrir durante veinte años. Así, con una formación rejuvenecida en la que permanecen Danny Peyronel, que volvía de UFO y de nuestros Banzai, y Keith Boyce a la batería y desde luego, el cambio generacional se nota y mucho, no solo en el propio sonido sino las canciones, que para mi gusto pecan en exceso de pop juvenil, algo que por un lado quizás sea parte de la actitud de los Heavy Metal Kids pero que aquí suena distinto, puede que algo artificial. Sea como fuere, es un disco que no me llega a convencer tanto como otros, llego a echar en falta algún tema tan contundente como los cuatro clásicos en directo que incluyen a modo de bonus y que muestra lo bien que lo hace Peyronel como frontman.

Que nadie se asuste, no me voy a cargar este disco pero sí es verdad que me cuesta entrar en él, cosa que no me pasaba con los anteriores. Message me deja un poco descolocado y algo parecido ocurre con Girl of My Dreams, aunque este me va ganando más con cada escucha gracias a las melodías tan curradas que tiene. Mucho mejor es el Blow It All Away, una de mis preferidas del álbum, y el riff de Hit The Right Button hace que el tema funcione y que incluso suene a los HMK más añejos. A continuación un Wildlife que podría haber estado firmado por Kiss y una simpática Viva  New York!

I Walk Alone también me parece un tema bastante redondo pero sin embargo Crool World decae un poco, en mi opinión; bastante insípido. Un poco en tierra de nadie están Whisky y A Hundred Skeletons, a los que creo que les falta un punto, son buenos temas pero les echo en falta algo: tienen el groove pero me deja una sensación de coitus interruptus. Para remontada, me quedo con Gotham City y esa atmósfera tan liverpooliense de Voices, uno de los temas más completos del disco.

Las suspicacias iniciales se solventan bien, incluso da una idea de lo que podría haber sido una nueva e interesante etapa de los Kids, lástima que no hayan creado nada nuevo. La misma lástima que da pensar en lo que hubiera hecho Dave Dee a la producción, algo que no olvidan y por ello este disco se lo dedican a él. A ver que tal se portan en el Z y si se enrollan y traen discos antiguos para vender, que ya sería la leche.

Keep on rockin'!

HEAVY METAL KIDS - HIT THE RIGHT BUTTON

01. Message
02. Girl Of My Dreams
03. Blow It All Away
04. Hit The Right Button
05. Wildlife
06. N.Y Streetlife
07. Viva New York
08. I Walk Alone
09. Crool World
10. Whisky
11. A Hundred Skeletons
12. Gotham City
13. Voices